lunes, 22 de diciembre de 2025
Gaudium news > De las aulas de Cambridge al altar: el historiador John Morrill se ordena sacerdote a los 78 años

De las aulas de Cambridge al altar: el historiador John Morrill se ordena sacerdote a los 78 años

John Morrill, catedrático británico y converso del anglicanismo, celebra su segunda Navidad como sacerdote.

ordenacion sacerdte catedratico cambridge 27092024

Foto:  RC Diocese Of East Anglia vía Flickr 

Redacción (22/12/2025 16:32, Gaudium Press) A sus casi 80 años, John Morrill podría haberse conformado con el prestigio de una vida académica brillante, reconocida en las universidades más importantes del mundo. Sin embargo, este historiador británico —uno de los mayores expertos en el terrible Oliver Cromwell— decidió dar un giro a su vida, tras casi tres décadas como diácono y tras enviudar, escuchó un llamado que no pudo ignorar. En septiembre de 2024 fue ordenado sacerdote católico en la Diócesis de East Anglia, Inglaterra. Hoy, celebra su segunda Navidad revestido con los ornamentos sacerdotales. “He bautizado a todos mis nietos”, comenta. No hay orgullo en sus palabras, sino gratitud. Y aunque muchos podrían pensar que la edad sería un impedimento, Morrill es la prueba viviente de que nunca es tarde para entregarse por completo a Dios.

La vocación que desafía el tiempo

El Código de Derecho Canónico establece impedimentos muy claros para la ordenación sacerdotal —desde enfermedades psíquicas incapacitantes hasta delitos graves—, pero no menciona la edad avanzada.

En un artículo reciente publicado en The Catholic Herald, el historiador repasó sus primeros hitos como sacerdote, las misas celebradas, los desafíos de cada sacramento y el significado de ejercer el ministerio siendo padre, abuelo y académico.

“Como diácono, estaba acostumbrado a decirle a la gente que rezaría por ellos. Fácil de decir, fácil de hacer. Pero ahora, cuando alguien me confía su dolor, puedo ofrecer una misa en su casa, con su familia. Eso cambia todo”, explica Morrill, quien ya ha celebrado más de 400 eucaristías en parroquias, comunidades religiosas y hasta en santuarios como Lourdes.

Un nuevo sacerdote católico

Durante años fue un anglicano convencido, hasta que una crisis de fe lo llevó al borde del agnosticismo. “Estaba muy enfadado con Dios por no existir”, confiesa en una autobiografía publicada por el Selwyn College, donde trabajó durante años.

Pero en 1977, durante una misa de réquiem por un fraile dominico, algo cambió. “Compartí mis dudas, llenas de ira, y sentí paz cada vez que lo hacía. Comprendí que, al hablar con él, había hablado a Dios”, recuerda.

Aquel 8 de diciembre, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, fue recibido en la plena comunión de la Iglesia Católica en el templo del St. Edmund’s College, en Cambridge.

Un mismo camino

Ya en los años 90, Morrill empezó a sentir que debía dar un testimonio más visible de su fe. Enseñaba historia en Cambridge y dedicaba tiempo a orientar a sus estudiantes en momentos difíciles, especialmente durante la crisis del SIDA. Sin embargo, sentía que le faltaba algo, hablar de Dios con la autoridad de quien ha sido llamado a hacerlo.

Su vocación diaconal tomó forma. “Le pregunté a mi párroco si podría ordenarme como diácono. Me dijo que sí. Tres años después, en 1996, fui ordenado dos semanas después de cumplir 50 años”, relata.

Durante los siguientes años, Morrill compaginó su vida académica con el servicio pastoral. Supervisó la educación religiosa de adultos en su diócesis durante casi tres décadas y acompañó espiritualmente a decenas de personas. Pero en 2007, la muerte de su esposa, Frances, cambió de nuevo el rumbo de su vida.

“Mi mente me decía que debía hacerlo, pero mi corazón era frío. Mis hijas, tras haber perdido a su madre, se oponían. Además, podía ser profesor-diácono, pero no profesor-sacerdote. Aún tenía cosas que hacer como historiador”, confiesa.

Pasaron los años, pero la llamada persistió. A los 75 años, comprendió que Dios aún lo quería activo en su viña. “Hablé con el obispo y, tras 18 meses de estudio privado, fui ordenado sacerdote en septiembre de 2024”.

De las aulas a los altares

La doble vida de académico y clérigo no ha sido obstáculo. Morrill, que fue vicerrector del Selwyn College y vicepresidente de la Academia Británica, sigue siendo una referencia en los estudios sobre Oliver Cromwell, a quien definió como “el hombre valiente y malvado de la historia británica”.

Durante la homilía de su ordenación, el obispo Peter Collins destacó sus montañas de libros y cascadas de ensayos, y subrayó la ironía de que el más reputado experto en Cromwell —un perseguidor de católicos— se convirtiera en sacerdote católico.

Hoy, a sus casi 80 años, Morrill vive el sacerdocio con una emoción que no ha menguado. Asegura que lo que más lo ha marcado es poder administrar la unción de los enfermos:

“El mayor privilegio del último año ha sido administrar la extremaunción, en comunión con un alma indescriptible, pero capaz de recibir santo consuelo y seguridad”.

Y añade una de sus frases: “La mente pierde la fe más rápido que el corazón, y si Cristo Resucitado puede entrar en un aposento alto cerrado, también puede sortear una mente cerrada para llegar a un corazón anhelante”.

El reto del confesionario

No todo ha sido fácil. Morrill admite que el confesionario ha sido su mayor reto. “Prefiero estar sentado junto a alguien, consciente de su lenguaje corporal. Me cuesta. Espero estar mejorando en ayudar a los penitentes a comprender que Él nunca se esconde de ellos”, afirma.

Agrega que incluso su experiencia como padre y abuelo poco ayuda en ese aspecto: “Salvo quizás en reconocer que negarse a aceptar el perdón es uno de los mayores pecados”.

Pese a la sorpresa inicial, su familia se ha convertido en su mayor apoyo. “Estoy rodeado del amor de mis cuatro hijas y de mis diez nietos, de entre cinco y veintitrés años, todos bautizados por mí”, comenta. “Para su alivio, y también para el mío, el sacerdocio no me ha convertido en un padre y abuelo menos atento o comprometido”.

La sonrisa de Dios

Mientras avanza en su ministerio y trabaja en la conclusión de su nueva biografía de Cromwell —la que él considera la culminación de su carrera académica—, Morrill se prepara para celebrar su segunda Navidad como sacerdote. “Al acercarme a mi segunda Navidad, ayudando en la comida navideña para quienes de otro modo estarían solos o hambrientos, sentiré la sonrisa de Dios en mí, pues, como tantos otros, he respondido a su llamado particular”, concluye.

Con información de Religión en libertad

 

Deje su Comentario

Noticias Relacionadas