El panameño Josamir Ulises Barrera, médico de profesión, fue ordenado sacerdote en la Basílica de Guadalupe tras un camino vocacional por la Virgen.
Foto: Screenshot Facebook Hispania Informa
Redacción (25/09/2025 12:10, Gaudium Press) El camino de fe y entrega del panameño Josamir Ulises Barrera Martínez es un testimonio de cómo la gracia de Dios puede transformar la vida de una persona que se abre, poco a poco, a su llamado. Médico de profesión y ahora sacerdote, fue ordenado el 22 de agosto de 2024 en la Basílica de Santa María de Guadalupe en Ciudad de México, un lugar simbólico en su historia personal, pues allí, más de dos décadas antes, había experimentado el momento en que Dios le mostró con claridad el rumbo de su vocación.
En entrevista con ACI Prensa, el P. Josamir relató que todo comenzó el 31 de julio de 2002, cuando tenía apenas 14 años y se encontraba en la casa de sus abuelos en Colón, Panamá. Ese día, mientras veía por televisión la canonización de San Juan Diego, presidida por San Juan Pablo II en la Basílica de Guadalupe, se produjo algo inesperado. Más allá de la ceremonia, lo conmovió la reacción de la multitud al ver al Papa. “La gente quedaba muy conmovida y hasta llorando cuando lo veía”, recordó. Entonces se preguntó: “¿qué tiene ese hombre que causa tanta conmoción a la gente?”.
La respuesta, según afirma, llegó a su corazón: “La respuesta era que en él —San Juan Pablo— estaba la presencia de Dios. Era Jesús irradiando a través de él y que por eso causaba tanta conmoción. Y al mismo tiempo yo sentía que Dios me estaba llamando al sacerdocio en ese momento”.
Una batalla interior
Sin embargo, su reacción inmediata no fue de aceptación. “Fue un no rotundo”, confesó. Desde niño había soñado con ser médico, formar una familia y construir un futuro estable. Ese llamado le parecía una interrupción brusca en sus planes. El padre admite que sintió que Dios en ese momento me estaba arruinando los planes, como que estaba agarrando mi hoja de vida y tirándola a un cesto de basura.
Fiel a sus proyectos, aplicó a una beca y se trasladó a Venezuela para estudiar Medicina Integral Comunitaria. Durante siete años de carrera intentó convencerse de que el llamado se apagaría con el tiempo. Pero, según reconoce, “Dios siguió tocando la puerta”.
La experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid en 2011 reavivó esa inquietud. Allí, al ver el documental Madre Teresa: El legado, quedó impactado por las palabras y el testimonio de la santa de Calcuta, en especial por “la motivación de saciar la sed de Jesús en los pobres”. Ese encuentro interior lo llevó a contactar a los Padres Misioneros de la Caridad, quienes lo animaron a terminar primero sus estudios.
El inicio de un nuevo camino
En 2013, tras siete años de formación, recibió su título de médico. “Estaba súper contento porque era algo que yo deseaba y que quería hacer”, recordó. No obstante, un vacío interior le hizo reconocer que aún faltaba algo. Con humildad se abrió a la gracia y dijo: “Señor, ahora te voy a dar la oportunidad a ti”. Poco después viajó a Guadalajara, México para compartir una experiencia con los Misioneros de la Caridad.
A partir de 2015 comenzó su formación formal al servicio de Dios, pasando por casas misioneras en México, Kenia e Italia. Finalmente, el 22 de agosto de 2024, aquel adolescente que había sentido la voz de Dios frente al televisor, se convirtió en sacerdote en el mismo santuario donde todo había comenzado: la Basílica de Guadalupe.
Médico y sacerdote
El P. Josamir Ulises reconoce que su vocación no ha estado exenta de luchas ni de pruebas. “Ha sido un camino difícil y de pruebas y todo. No obstante ha sido un camino de mucho gozo”, aseguró. Aunque en un principio rechazó la idea del sacerdocio por tener su vida perfectamente planeada, con el tiempo comprendió que el verdadero sentido de la existencia se descubre cuando se permite a Dios obrar.
“La felicidad verdadera y la alegría y la paz. Entonces, Dios no nos quita nada, pero nos da todo, nos da el sentido a nuestra vida real” dijo el padre. Por ello anima a todos a estar atentos al llamado divino: “Cuando descubrimos esa vocación y esa misión, descubrimos nuestra paz y hay una alegría profunda en estar haciendo lo que fuimos creados para hacer”.
Hoy combina su formación médica con su ministerio sacerdotal, dos vocaciones que, asegura, tienen puntos en común. El que es médico tiene un llamado particular a las personas con gran amor y dedicación. Y también a estar muy cerca del sufrimiento humano. Y del mismo modo, los sacerdotes están llamados a ver el sufrimiento del hermano, pero también a vivirlo y a consolarlo.
El P. Ulises tambien afirmó: “Nosotros vemos el rostro de Cristo en los más pobres de los pobres. Tratamos de cubrir el rostro de Cristo en los más pobres de los pobres y servirlo”.
A los pies de la Virgen de Guadalupe
Tras su ordenación, permaneció algunos días en Panamá antes de partir hacia su nueva misión en Guatemala. Relató lo que significó haber sido ordenado en el santuario guadalupano: “un don completamente inmerecido y más porque yo creo que todo empezó por María y continuó siendo su culpa”.
Lo que comenzó aquel 31 de julio de 2002, con un adolescente que veía por televisión la canonización de San Juan Diego —el vidente de la Virgen de Guadalupe—, se transformó en una vida consagrada al servicio de Cristo. Hoy, el P. Josamir Ulises reconoce con gratitud: “empezó por ella y que mi sacerdocio también empiece con ella y también espero que ella me ayude a terminarlo”.
Con información de AciPrensa
Deje su Comentario