viernes, 17 de octubre de 2025
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De sacerdote satánico a eminente siervo de María: Bartolo Longo, nuevo santo italiano

El 19 de octubre será canonizado Bartolo Longo, laico italiano que pasó del ocultismo a la santidad. Su fe en la Virgen del Rosario cambió su destino y el de miles en Pompeya.

Bartolo Longo

Redacción (17/10/2025 11:40, Gaudium Press) El próximo 19 de octubre de 2025, la Iglesia Católica celebrará la canonización de Bartolo Longo, un hombre cuya vida fue una de las más sorprendentes historias de conversión del siglo XIX. De haber sido un sacerdote satánico, terminó convertido en un ferviente devoto de la Virgen María y en promotor incansable del rezo del Rosario.

Su vida y su legado nos recuerdan que el poder del amor de Dios y la intercesión de la Virgen pueden transformar todos los corazones.

De la fe familiar al extravío

Bartolo Longo nació en 1841 en Latiano, Italia, en el seno de una familia católica que solía reunirse cada noche para rezar el Rosario. Sin embargo, al trasladarse a Nápoles para estudiar Derecho, cayó bajo la influencia de movimientos anticatólicos y espiritistas, muy difundidos entre los universitarios de su época. Aquella curiosidad juvenil se transformó pronto en un oscuro camino, se involucró en prácticas ocultistas y llegó a ser ordenado sacerdote satánico.

Las consecuencias espirituales y psicológicas de esta vida no tardaron en aparecer. Bartolo cayó en depresión, con visiones aterradoras y episodios de paranoia. En medio de esa tormenta interior, un amigo creyente, Vincenzo Pepe, le presentó a un dominico, el padre Alberto Radente. A través de su acompañamiento y del reencuentro con los sacramentos, Bartolo experimentó su radical conversión.

“Mi única salvación fue la Virgen María”

Años más tarde, recordando ese proceso, Bartolo Longo diría: “Mi única salvación fue la Virgen María, que me arrancó de las garras de satanás”. Aquella experiencia lo llevó a consagrarse a la Virgen y a ingresar a la Tercera Orden Dominicana. Desde entonces, dedicó su vida entera a reparar el mal cometido, promoviendo la devoción mariana y el rezo del Rosario como medio de salvación.

En 1872 llegó al Valle de Pompeya, un lugar entonces sumido en la pobreza y el abandono espiritual. Allí, impulsado por un ardiente amor a María, comenzó a construir el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, hoy uno de los centros de peregrinación más importantes de Italia. Su obra no se limitó al ámbito religioso: fundó orfanatos, escuelas y obras de caridad para los pobres y los niños abandonados.

Murió en 1926 con las palabras: “Mi único deseo es ver a María, que me salvó y me salvará de las garras de satanás”. Fue beatificado por San Juan Pablo II en 1980, quien lo llamó el apóstol del Rosario por su celo y su amor a la Virgen. Este 2025, bajo el pontificado del Papa León, será proclamado santo junto a otros seis nuevos beatos.

Una oración nacida del amor y la reparación

Entre los muchos legados espirituales que dejó, destaca una de las más bellas oraciones marianas de la historia reciente: la Súplica a la Reina del Santo Rosario, escrita por el propio Bartolo Longo. En ella se percibe su gratitud a María y su deseo de permanecer unido a Ella hasta el final. Es una plegaria profundamente simbólica, donde el Rosario aparece como cadena de amor que nos une a Dios y nos protege del mal.

Súplica a la Reina del Santo Rosario

Oh Bienaventurado Rosario de María,

dulce cadena que nos une a Dios,

vínculo de amor que nos une a los ángeles,

torre de salvación contra los ataques del infierno,

puerto seguro en nuestro naufragio universal,

nunca te abandonaremos.

Serás nuestro alivio en la hora de la muerte;

tuyo nuestro último beso mientras que nuestra vida se consume.

Y, la última palabra de nuestros labios será tu dulce nombre,

Oh Reina del Rosario de Pompeya,

Oh queridísima Madre,

Oh Refugio de los Pecadores,

Oh Soberana Consoladora de los Afligidos.

Seas Tú bendecida en todas partes,

hoy y por siempre,

en la tierra y en el cielo.

La herencia espiritual de Pompeya

El santuario que fundó Bartolo Longo sigue siendo hoy punto de encuentro para miles de personas que buscan fortalecer su fe. Cada año, miles de fieles peregrinan hasta Pompeya para agradecer a la Virgen los favores recibidos y para unirse a la gran súplica pública del Rosario, que se reza dos veces al año, en mayo y en octubre.

Su historia demuestra que no hay pecado que no pueda ser redimido y que la gracia puede brotar incluso del suelo más árido. Bartolo Longo, abogado, laico, convertido y servidor, nos deja una certeza, cuando se reza con fe, el Rosario se convierte en una verdadera cadena que une al cielo con la tierra.

Con información de ChurchPop

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