En el Ángelus dominical, Francisco meditó el evangelio, que cuenta como Juan y Santiago querían sentarse a izquierda y derecha de la gloria del Señor.
Redacción (18/10/2021 12:14, Gaudium Press) En el Ángelus dominical Francisco invitó a sumergirse en la compasión de los sufrimientos ajenos.
El Papa meditó sobre el Evangelio del Día, en el cual Nuestro Señor atiende las preguntas de los apóstoles Santiago y Juan, quienes pedían sentarse uno a la izquierda y otro a la derecha del trono de gloria de Jesús.
Jesús, “con paciencia” les explica que “la verdadera gloria no se obtiene elevándose por encima de los demás, sino viviendo el mismo bautismo que Él recibirá poco después en Jerusalén”, es decir, “la cruz”, según explicó Francisco.
“La palabra ‘bautismo’ significa ‘inmersión’: con su Pasión, Jesús se sumergió en la muerte, ofreciendo su vida para salvarnos. Su gloria, la gloria de Dios, es, pues, el amor que se convierte en servicio, no el poder que aspira a la dominación. No es un poder que aspira a la dominación: es amor que se hace servicio. Por eso Jesús concluye diciendo a los suyos y también a nosotros: ‘El que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor’ (Mc 10,43)”, dijo el Papa.
Ser notado, alabado, recibir cumplidos
La “búsqueda del prestigio personal”, puede convertirse en una enfermedad de espíritu. Para no ser víctima de esta enfermedad, hay que “verificar las verdaderas intenciones del corazón”, preguntándonos: “¿Por qué llevo a cabo este trabajo, esta responsabilidad? ¿Para ofrecer un servicio o para ser notado, alabado y recibir cumplidos?”. A una “lógica mundana” a la que Jesús “contrapone la suya”.
También es vacuna contra ese deseo de realización personal, el pensar constantemente en los sufrimientos de los hermanos.
Por ejemplo, “¿pensamos con compasión en el hambre de tanta gente, cuando estamos frente a la comida – que es una gracia de Dios que podemos comer, hay tanta gente que trabaja y no tiene para comer durante todo el mes…?”
Así hace Jesús, que se sumerge en cada vida humana, algo que hizo divinamente cuando estaba en la Tierra.
Francisco indicó que en el interior tenemos una fuerza para actuar en ese sentido como Jesús, que es la fuerza de nuestro Bautismo, “esa inmersión en Jesús que todos nosotros hemos recibido por gracia y que nos orienta, nos impulsa a seguirlo, a no buscar nuestro propio interés sino a ponernos a su servicio. Es una gracia, es un fuego que el Espíritu ha encendido en nosotros y que hay que alimentar. Pidamos hoy al Espíritu Santo que renueve en nosotros la gracia del Bautismo, la inmersión en Jesús, en su forma de ser para ser más servidores, para ser siervos como Él lo fue con nosotros”.
Con información de Vatican News
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