“Estamos obligados a seguir la ley”.
Redacción (02/06/2021 14:40, Gaudium Press) En el pequeño pueblo de Kenton, Devon, en Inglaterra, hay una iglesia del siglo XIV, cuyas campanas suenan cada cuarto de hora.
Sin embargo, un nuevo aldeano ha presentado una queja contra el repique de esas campanas.
Los inspectores ambientales acudieron allí para medir el ruido y encontraron que el sonido del tañido de las campanas era mayor al permitido por la normativa vigente.
Y por esa única queja habrá que silenciar las campanas. Pesaroso, el vicario de esta iglesia comentó: “Aunque a algunos residentes no les importa escuchar las campanillas por la noche y las encuentran reconfortantes, estamos obligados a seguir la ley”.
El presidente del consejo parroquial de Kenton, Chris Thompson, agregó que si bien entendía a las personas que no podían dormir debido al tañido de la campana, no entendía por qué alguien compraría una casa cerca de una iglesia con una torre de reloj, sabiendo la existencia de las campanas que tocan.
¿Cómo explicar que se reclamen y se haga silenciar el melodioso repique de campanas, mientras se vive a diario con todos los ruidos y cacofonías de tantas máquinas existentes en el mundo actual?
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