martes, 26 de noviembre de 2024
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“Decir la verdad es polarizante”: Mons. Chaput soltó sus verdades en entrevista con The Pillar

El Arzobispo emérito de Filadelfia, organizador del Encuentro Mundial de las Familias del 2015 y referente católico a nivel global habló de temas esenciales de la Iglesia hoy.

Archbishop Chaput Press Conference 10

Foto: Denver Catholic

Redacción (17/01/2023 11:09, Gaudium Press) The Pillar Catholic publica amplia entrevista con Mons. Charles Chaput, que ya es encabezada por título atrayentemente agresivo, y políticamente incorrecto: “Decir la verdad es polarizante” (“Speaking the truth is polarizing”). El Arzobispo emérito de Filadelfia, organizador del Encuentro Mundial de las Familias del 2015, uno de los dos obispos nativo-americano de los EE.UU., autor bastante leído y referente intelectual católico a nivel global, ha hablado de temas esenciales de la actualidad católica, con el salero, la densidad y prudencia que acompañan sus declaraciones. (Por qué no fue Cardenal, muchos aún se preguntan…).

Nadie tiene capacidad para reemplazar a Benedicto y al Cardenal Pell, dice

Mons. Chaput además fue elegido para un periodo miembro del consejo permanente del Sínodo de los Obispos, tema del cual también hizo agudas apreciaciones, a The Pillar.

Referenciemos algunas de sus expresiones.

Sobre las repercusiones en la Iglesia del deceso de Benedicto XVI y el Cardenal Pell, Mons. Chaput dijo que “su ausencia es una pérdida muy grande porque ambos hombres encarnaron una inteligencia cristiana articulada y fiel de una manera notable. Nadie en el liderazgo actual de la Iglesia tiene la capacidad para reemplazarlos”. “Eso sucederá con el tiempo, pero el banco de talentos en este momento parece bastante escaso”, agrega.

Polarización, hermenéutica de la continuidad

¿Eran figuras que polarizaban, el Papa alemán y el Cardenal australiano?, pregunta The Pillar.

Respuesta del Arzobispo, clara pero que no deja de ser sorprendente: “Decir la verdad es polarizante. Eso hizo que mataran a Jesús. A la gente mala con malas ideas no le gusta la gente buena que intenta hacer cosas buenas. Y eso explica el desprecio, el resentimiento y las mentiras directas dirigidas a ambos hombres a lo largo de los años, incluso de personas que se describen a sí mismas como cristianas; personas dentro de la misma Iglesia”.

¿Está el Concilio vaticano II, y su correcta interpretación en los desacuerdos actuales al interior de la Iglesia?

“¿Fue el Vaticano II un desarrollo orgánico y una reforma de la vida de la Iglesia, o una ruptura con el pasado y un nuevo comienzo? – indaga el prelado. Esa es la pregunta central, y las respuestas conducen por caminos muy diferentes. La ruptura con el pasado parece prescindir de cualquier noción de auténtico desarrollo de la doctrina. Tanto Ratzinger como Pell vieron el Concilio como una experiencia de continuidad y reforma. Tenían razón. Pero la división y el conflicto han sido comunes después de muchos concilios. Solo tienen que ser soportados y trabajados”. Es decir, el tema de la hermenéutica de la continuidad vs. hermenéutica de ruptura es más actual que nunca y será también de mucho futuro.

Ligado a las interpretaciones del Concilio Vaticano II, The Pillar dice que bajo el liderazgo de Mons. Vicenzo Paglia la Pontificia Academia para la Vida “está desafiando los principios morales articulados en [la encíclica de Pablo VI] Humanae vitae, [la encíclica de Juan Pablo II] Veritatis splendor y el Catecismo de la Iglesia Católica. Las preguntas aparentemente resueltas ahora se están reabriendo. ¿Qué van a hacer los fieles con eso?”

Inversión de la intención de Juan Pablo II en los objetivos de su instituto

Responde Mons. Chaput: “Supongo que depende de cómo definas esa palabra ‘fiel’. Creo que algunos de los cambios de los últimos años en la Academia Pontificia para la Vida y el Instituto Juan Pablo II han sido imprudentes y destructivos. De hecho, todo el propósito del instituto que estableció San Juan Pablo II se ha invertido; un claro insulto a su magisterio y legado. No hay fidelidad en diluir o romper con la sustancia de los documentos que mencionas”.

Acerca del pontificado actual, Mons. Chaput hace afirmaciones comedidas, que no dejan de revelar su pensamiento profundo: “Este pontificado ha sido una sorpresa para mucha gente” y recuerda una expresión del Cardenal americano Francis George, quien le comentó poco antes de morir que “los cardenales en el cónclave le pedían al Papa que reformara la Curia romana, no que ‘reformara’ la Iglesia”.

Sobre el legado del Papa Francisco, el Arzobispo emérito de Filadelfia afirma que “los legados solo son claros en retrospectiva. Creo que será recordado, al menos en parte, por su preocupación por los inmigrantes y los pobres; su énfasis en la sencillez, la escucha y el acompañamiento, y llegar a los márgenes de la Iglesia y del mundo. Todas estas son cosas buenas, bien entendidas. Otros recuerdos pueden ser más problemáticos”.

El sínodo de la sinodalidad en la mente de Chaput

Preguntado del proceso de ya tres años del sínodo de la sinodalidad, Mons. Chaput tampoco ahorra expresiones:

“Acerca del resultado, no tengo ni idea. Sobre el proceso, creo que es imprudente y propenso a la manipulación, y la manipulación siempre implica deshonestidad. La afirmación de que el Vaticano II de alguna manera implicaba la necesidad de la sinodalidad como una característica permanente de la vida de la Iglesia es simplemente falsa. El consejo nunca estuvo cerca de sugerir eso. Además, fui delegado al sínodo de 2018, y la forma en que se introdujo de contrabando la ‘sinodalidad’ en la agenda fue manipuladora y ofensiva. No tenía nada que ver con el tema del sínodo de los jóvenes y la fe. La sinodalidad corre el riesgo de convertirse en una especie de Vaticano III Lite [ligero]; un consejo rodante en una escala mucho más controlable y maleable. Eso no serviría a las necesidades de la Iglesia o de su pueblo”.

“Serví un período en el Consejo Permanente del Sínodo de los Obispos a partir de 2015. Y recuerdo algunas discusiones breves sobre la dificultad de celebrar otro concilio ecuménico debido a la gran cantidad de obispos en la actualidad. Pero desconfiaría mucho de la idea de que la sinodalidad pueda de alguna manera tomar el lugar de un concilio ecuménico en la vida de la Iglesia. No existe la tradición de que los obispos deleguen su responsabilidad personal por la Iglesia universal a un número menor de obispos, por lo que cualquier desarrollo de este tipo debería ser examinado y discutido con mucho cuidado antes de cualquier intento de implementación. Ese no es el espíritu actual o la realidad de lo que está sucediendo”, concluye sobre este tema. (SCM)

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