Del 31 de julio al 12 de agosto, dos arzobispos de EE.UU. dirigen una “peregrinación de paz” a Japón, en las ciudades de Tokio, Akita, Kioto, Hiroshima y Nagasaki.
Redacción (, Gaudium Press) Del 31 de julio al 12 de agosto, dos arzobispos de EE.UU. dirigen una “peregrinación de paz” a Japón, en las ciudades de Tokio, Akita, Kioto, Hiroshima y Nagasaki. Mons. John Wester, arzobispo de Santa Fe, y Mons. Paul Etienne, arzobispo de Seattle, se reúnen con los obispos de Japón “a fin de trabajar por la abolición de las armas nucleares”.
Mons. Wester y Mons. Etienne, se encuentran desde el 31 de julio hasta el 12 de agosto visitando las ciudades japonesas. Ambos están acompañados por representantes de varios servicios diocesanos y organizaciones que luchan por el desarme nuclear y la justicia social.
El viaje es financiado en gran parte por subvenciones y contribuciones personales, más que por fondos diocesanos, según un comunicado de prensa publicado el 18 de julio por la Arquidiócesis de Santa Fe.
La peregrinación incluye de manera especial una “novena por el desarme nuclear”, cuyas oraciones están disponibles en inglés en la página web que cubre el viaje. Según dicha página, la misión de la peregrinación es la “de establecer relaciones eclesiásticas y personales con los obispos de Japón, con la finalidad de trabajar por la abolición de las armas nucleares, y de expresar nuestra profunda tristeza a causa de las experiencias devastadoras soportadas por sus regiones”.
“Un desarme nuclear universal”
Cerca de 140.000 personas murieron por la bomba en Hiroshima, el 6 de agosto de 1945. El bombardeo de Nagasaki, el 9 de agosto de 1945, provocó cerca de 74.000 muertes. Los sobrevivientes, llamados “Hibakushas”, soportaron igualmente numerosos sufrimientos físicos y psicológicos después de los bombardeos, que llevaron rápidamente a la capitulación de Japón.
En el comunicado, Mons. Wester declaró que él espera, durante la peregrinación, “promover discusiones sobre un desarme nuclear universal y confiable” y “caminar juntos hacia un nuevo futuro de paz, una nueva tierra prometida de paz, una nueva cultura de paz y de no violencia, donde podamos aprender a vivir en paz como hermanos y hermanas en este bello planeta, nuestra casa común”.
En mayo pasado, los dos obispos de EE.UU. se unieron a Mons. Pierre Michiaki Nakamura, Arzobispo de Nagasaki, y a Mons. Alexis Mitsuru Shirahama, Arzobispo de Hiroshima, con el fin de enviar una carta a los dirigentes del G7 en Hiroshima, pidiéndoles tomar “medidas concretas” para poner fin a la utilización de armas nucleares.
El Papa Francisco también redactó una misiva dirigida al G7, el 20 de mayo pasado, reafirmando la incompatibilidad del arma nuclear para responder a las amenazas contemporáneas: “Ella no es más que una multiplicadora de riesgos, que no ofrece más que una ilusión de paz”, hizo notar el Papa. (Con informaciones de Vatican News).
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