Es el mayor altar medieval conocido hasta la fecha. Prueba una fuerte ligación entre Roma y Jerusalén. Fue construido probablemente por orden del Papa Eugenio III.
Redacción (17/07/2024, Gaudium Press) 50 años después de la conquista de Jerusalén por los cruzados, liderados por Godofredo de Bouillon, la efeméride se celebró con un acto muy especial: fue consagrada la iglesia de Santo Sepulcro, visitada hasta hoy por millones y millones de personas que quieren tocar las piedras donde murió y resucitó Cristo.
Pero en esa iglesia, y justo en ese año de 1149, una gran obra quería manifestar la alegría porque los cristianos estuvieran en posesión de esos santos lugares: un nuevo altar mayor.
“Conocemos relatos de peregrinos de los siglos XVI, XVII y XVIII sobre un magnífico altar de mármol en Jerusalén”, cuenta Ilya Berkovich, historiador del Instituto para el Estudio de la Monarquía de los Habsburgo y los Balcanes de la Academia de Ciencias de Austria (ÖAW) y coautor de un nuevo estudio sobre esta obra de arte histórica. Sin embargo, tan grande como fue la impresión que el altar dejó en las personas a lo largo de los siglos, así de repentina fue su desaparición de la memoria colectiva. “En 1808 hubo un gran incendio en la parte románica de la Iglesia del Santo Sepulcro”, relata Berkovich. “Desde entonces, se pensó que el altar de los cruzados había desaparecido”, añade el historiador.
Pero hace unos días, justamente Ilya Berkovich y Amit Re’em, de la Autoridad de Antiguedades de Israel, hicieron un sensacional hallazgo:
En un pasillo trasero de la iglesia habían encontrado una losa de piedra de varias toneladas, que estaba ahí desde quien sabe cuando, y que estaba pintada con grafitis.
Pero cuando la losa fue volteada debido a trabajos de construcción, reveló su herencia artística mucho más antigua: la losa, decorada con ornamentos de lazos en ese lado, fue rápidamente identificada como la antigua y espléndida fachada del altar medieval de los cruzados.
Una ligación entre Roma y Jerusalén
El altar es realmente impresionante, y permite investigar la técnica llamada Cosmatesco, de la que hay muy pocas obras exponentes fuera de Roma.
Esta técnica especial de decoración en mármol era dominada exclusivamente por maestros gremiales en la Roma papal, quienes transmitían esta habilidad de generación en generación. La técnica se caracterizaba por usar pequeñas cantidades de valioso mármol, que en la Roma medieval se obtenía principalmente de edificios antiguos, para decorar grandes superficies colocando pequeños fragmentos con gran precisión, creando patrones geométricos y ornamentos resplandecientes.
De arte Cosmatesco, solo se conocía una obra de arte fuera de Italia, y era en la Abadía de Westminster, donde el Papa había enviado a uno de sus maestros. El ahora redescubierto altar Cosmatesco en Jerusalén debió haber sido creado con la intervención del Papa, posiblemente Eugenio III: al enviar el Pontífice a uno de los maestros Cosmatesco al Reino de Jerusalén para fabricar el altar de los cruzados, subrayó literalmente la reclamación de la cristiandad sobre la ciudad. “El Papa honró así a la iglesia más sagrada de la cristiandad”, afirma Berkovich.
El redescubierto altar mayor es así la prueba de una conexión desconocida hasta ahora entre Roma y Jerusalén, que también es importante para la historia del arte europeo. “Con un ancho original de más de 3,5 metros, hemos descubierto el mayor altar medieval conocido hasta la fecha”, destaca Berkovich. Él espera que futuras investigaciones en los archivos papales puedan sacar a la luz más detalles sobre la historia de la creación del altar, posiblemente incluso la identidad del maestro Cosmatesco que creó la obra de arte.
Con información de ÖAW / InfoCatólica
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