Jesús de Nazaret no fue un yogui. Con esta fuerte afirmación, el obispo de Orihuela-Alicante responde a las declaraciones que en varias ocasiones ha hecho el sacerdote Pablo d ’Ors.
Redacción (07/02/2025 08:34, Gaudium Press) El famoso sacerdote Pablo d’Ors, conocido en el mundo entero por sus escritos sobre espiritualidad, inauguró en mayo del 2022 en Madrid – España, el I Congreso Iberoamericano de Profesores de Religión con la conferencia Jesús de Nazaret, maestro de la consciencia. En ella, sostuvo que Jesucristo habría tenido enseñanzas orientales, hipótesis que ha llevado a muchos a solicitar un discernimiento sobre la validez de sus propuestas.
La idea de que Jesucristo podría considerarse un maestro de yoga, generó un gran debate, especialmente entre profesores de religión y estudiosos de la teología. La posibilidad de que Jesús incorporara influencias del budismo y otras tradiciones orientales no solo ha causado desazón, sino que también provocó una reflexión más amplia sobre el significado de ¿Quién era Jesús?, y su mensaje en el mundo actual.
Mons. José Ignacio Munilla, Obispo de Orihuela-Alicante, ha entrado de forma decidida en el debate por medio de su canal de YouTube, llamado En Ti confío, que es también el lema de su escudo episcopal. Ahí realizó un análisis que desmonta cada punto de las polémicas afirmaciones. El obispo no solo refutó las ideas de d’Ors, sino que también abordó un contexto más amplio, alertando sobre peligrosas tendencias, que en su opinión, amenazan con disolver la identidad del mensaje cristiano.
Errores Claves
Mons. Munilla identifica dos errores clave en la propuesta de Pablo d’Ors:
- La suposición de que Jesús aprendió su sabiduría en la India o el Tíbet
- La negación de que su sabiduría provenga directamente de su Padre, el Padre Celestial.
Para Mons. Munilla, la hipótesis de que Jesús viajó a Oriente y adquirió allí su sabiduría no es compatible con los Evangelios. Y para ello aporta tres evidencias claras:
- Mateo 13, 54-56: Si Cristo hubiese estado largos años viviendo lejos de sus coetáneos, éstos “no se sorprenderían de esa sabiduría”, explica Munilla, pues la atribuirían a esa estancia lejana: “Es disparatada la afirmación de que Jesús durante la vida oculta no vivió en Nazaret”.
- Juan 6, 41-42: El discurso del Pan de Vida que Jesús predica en Cafarnaún, señala que “los judíos murmuraban de Él porque había dicho: ‘Yo soy el pan bajado del cielo’, y decían: ‘¿No es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?’. Desde niño, Jesús demostraba una sabiduría extraordinaria en el Templo de Jerusalén, ¿sin necesidad de influencias externas? “Es decir”, comenta Munilla, “Jesús había sido plenamente conocido en la vida oculta, sus coetáneos sabían que había convivido en la carpintería con José”.
- Lucas 2, 42-52: En el episodio en el que Jesús se pierde en el Templo, “esa sabiduría extraordinaria de Jesús ya se había manifestado”: tenía unos doce años y “lo encontraron en el templo sentado en medio de los maestros escuchándolos y haciéndoles preguntas, y todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba”.
El obispo también rechaza la afirmación de Pablo d’Ors de que Jesús no habría recibido su sabiduría directamente de Dios Padre. Mons. Munilla cita varias afirmaciones del propio Cristo que confirman su relación con el Padre: “En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que Él hace” (Jn 5, 19-20).
Cristianismo vs. Budismo: redención y paz
José Ignacio Munilla resalta que el cristianismo y el budismo tienen ideas totalmente diferentes de la interioridad. Mientras que el budismo plantea una vía para la ‘liberación’, con el objetivo de ofrecer una solución espiritual al sufrimiento humano, el cristianismo propone una relación personal con Dios, teniendo en cuenta la gracia divina.
Jesucristo no invita a la autoexploración como fin, sino al encuentro con el Padre: “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre” (cf. Jn 14, 9).
El obispo también señala la confusión actual entre la espiritualidad cristiana y las prácticas orientales. Santos como Ignacio de Loyola, Juan de la Cruz y Teresa de Jesús fomentaron la vida interior sin recurrir a influencias externas. El silencio interior, según el cristianismo, no es un fin en sí mismo, sino un medio para encontrar a Dios en una relación personal.
Sumergido en la nueva era
Mons. Munilla denota que las teorías de Pablo d’Ors y otros teólogos como Javier Melloni y Andrés Torres Queiruga se adaptan con ciertas corrientes Nueva Era que buscan fusionar el cristianismo con otras tradiciones religiosas. Son propuestas de “relectura del cristianismo” que lo aproximan al “panteísmo”. Al final Jesús de Nazaret terminaba convertido en mero maestro que te lleva a descubrir que Cristo eres tú: “Dios eres tú y tú eres Dios”, señala Munilla. Esta tendencia debilita la esencia de la fe cristiana y la aleja de su doctrina. Además, el obispo se lamenta que la espiritualidad cristiana esté siendo malinterpretada en un contexto de sincretismo religioso, donde se reducen las diferencias entre las distintas creencias, olvidando así su enfoque único a un Dios personal.
Algo que va de la mano del llamado pluralismo religioso, que sustenta que no existe una religión única y verdadera, sino que todas las religiones son válidas en su esencia.
Mons. José Ignacio Munilla concluye con una advertencia: “desfigurar la figura de Jesús por el sincretismo puede llevar a un vaciamiento de la fe cristiana”. En tiempos de confusión teológica, el prelado llama a redescubrir la riqueza de la tradición y la autenticidad de los Evangelios, al tiempo que anima a los fieles a fortalecer su fe en la revelación auténtica de Dios a través de Jesucristo. (MCV)
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