Pero la realidad es aún más de obituario.
Redacción (27/09/2022 16:11, Gaudium Press) En Ámsterdan, la proyección es que en los próximos cinco años deberían cerrarse el 60% de las iglesias. Una verdadera catástrofe, para no llamarnos a engaños. La información la aporta Luke Coppen en The Pillar Catholic.
La diócesis de Haarlem-Amsterdan, que existe hace casi cinco siglos, cubre la provincia de Holanda del Norte y la parte sur de la provincia de Flevoland. Incluye por supuesto la capital holandesa, la ciudad más populosa del país.
Recientemente en reunión con su clero, Mons. Jan Hendricks dijo que estaba claro “que la pandemia del coronavirus ha acelerado el proceso de reducción en el que ya estábamos: los feligreses fieles de edad avanzada han envejecido aún más y, en ocasiones, han dejado de asistir a la iglesia; otros se han acostumbrado a un formato diferente para los domingos por la mañana, los voluntarios se han retirado, los coros se han detenido”.
Las autoridades diocesanas afirman que de las 164 iglesias de la diócesis, 99 deberían cerrar en los próximos cinco años. De las 65 restantes, 37 continuarían por un espacio de entre cinco a diez años como “iglesias de apoyo”, y solo 28 permanecerían por largo término como “iglesias centrales”. La realidad es que de los más de 25.000 fieles que iban a misa en el 2013, ahora solo lo hacen 12.000: un verdadero obituario.
Es claro que el problema no es solo pandémico: El vicario general de la jurisdicción, Mons. Bart Putter, expresó que en la década de los 50’s del siglo pasado, el 80% de los bautizados iba a misa. Ahora no lo hace sino el 3% de los 425.000 registrados como bautizados.
Las explicaciones abundan. Pero la realidad de fondo es el de sociedades que menosprecian la fe; y que por tanto caminan para su disolución, pues la vida de la gracia es la cohesión y futuro de los grupos humanos.
Es claro que esa realidad, no privilegio solo de Holanda, amerita exámenes de conciencia, a todo nivel, incluso eclesial. Antiguamente la evangelización comenzaba de cero y llegaba por ejemplo a un 40% de católicos en un país como Holanda. Hoy ni el 5% de los suyos creen mucho en su fe.
¿Tal vez demasiada apertura a un mundo, que lejos de ser conquistado por las banderas de Cristo infectó con sus banderas a la propia Iglesia?
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