lunes, 14 de julio de 2025
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El Ángelus del Papa en Castelgandolfo: “acoger la voluntad de Dios”

El Papa León destacó que “para vivir eternamente no es necesario burlar a la muerte, sino servir a la vida”, es decir, “cuidar la existencia de los demás en el tiempo que compartimos”.

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Foto: Vatican News

Redacción (14/07/2025 09:40, Gaudium Press) El discurso de León XIV, que precedió al rezo del Ángelus, fue pronunciado por primera vez en la Plaza de la Libertad de Castelgandolfo, después de celebrar la Misa a pocos pasos de allí, en la cercana iglesia de Santo Tomás de Villanueva. El Papa llegó a pie, entre gritos de alegría y los brazos extendidos de miles de personas, que se habían reunido allí desde la mañana.

“Maestro, Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?” (cf. Lc 10,25). Partiendo de esta pregunta dirigida a Jesús, en el Evangelio de este domingo 13 de julio, el Santo Padre destacó que estas palabras expresan “un deseo constante en nuestra vida: el deseo de salvación”, es decir, “de una existencia libre del fracaso, del mal y de la muerte”.

De hecho, subrayó León XIV, la vida eterna, que sólo Dios puede dar, se transmite al hombre como herencia, de padre a hijo. Y para recibir el don de Dios, “debes aceptar su voluntad. Como está escrito en la Ley: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo”. La voluntad de Dios es “esta ley de vida que Dios mismo practica en relación con nosotros, amándonos completamente en su Hijo Jesús”.

El Santo Padre explicó luego que, para vivir eternamente, “no es necesario burlar a la muerte”, sino “servir a la vida”, cuidando la existencia de los demás. “Ésta es la ley suprema, que precede a todas las reglas sociales y les da sentido”.

El Papa destacó que, “en Cristo, Dios se hizo cercano a cada hombre y mujer: por eso, cada uno de nosotros puede y debe hacerse cercano a quienes encontramos en el camino. Siguiendo el ejemplo de Jesús, Salvador del mundo, también nosotros estamos llamados a llevar consuelo y esperanza, especialmente a quienes están desanimados y desilusionados”.

El Pontífice concluyó con una oración a la Virgen María, Madre de la Misericordia, para que nos ayude “a acoger en nuestro corazón la voluntad de Dios, que es siempre voluntad de amor y de salvación, para que seamos cada día constructores de paz”.

León XIV saludó y agradeció a todos los presentes, en particular a las autoridades civiles y militares del municipio de Castelgandolfo, “por su acogida”. Instó a todos los fieles a orar “por la paz y por todos aquellos que, a causa de la violencia y la guerra, se encuentran en sufrimiento y necesidad”.

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