martes, 21 de octubre de 2025
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El Cardenal Parolin y el nuevo informe de ACN sobre libertad religiosa

El Cardenal Secretario de Estado estuvo presente en el Pontificio Instituto Patrístico Augustinianum para la presentación del Informe 2025 sobre la Libertad Religiosa en el Mundo, publicado por la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada.

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Redacción (21/10/2025 16:15, Gaudium Press) El Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, pronunció el discurso inaugural durante la presentación del Informe 2025 sobre la Libertad Religiosa en el Mundo, elaborado por la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, en el Pontificio Instituto Patrístico Augustinianum.

El cardenal destacó que el documento ofrece un análisis exhaustivo de la dinámica global, revelando un panorama alarmante: la libertad religiosa está gravemente restringida en 62 de los 196 países analizados, lo que afecta a aproximadamente 5.400 millones de personas. En términos absolutos, aproximadamente dos tercios de la población mundial reside en países donde se registran graves violaciones de este derecho fundamental.

El Cardenal también destacó que la edición del 25.º aniversario del informe es la más completa y sólida desde su creación, destacando un preocupante aumento anual de las violaciones de la libertad religiosa.

En su presentación en inglés, titulada “25 años del Informe de Libertad Religiosa de ACN: Por qué la libertad religiosa importa a nivel mundial”, el purpurado basó la relevancia global de la libertad religiosa en dos pilares principales: la Declaración Conciliar Dignitatis Humanae, que aborda el derecho de los seres humanos y las comunidades a la libertad social y civil en materia de religión, y el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que establece que “toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”, lo que incluye “la libertad de cambiar de religión o de creencia, y de manifestar, individual o colectivamente, en público o en privado, su religión o su creencia mediante la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.

En conmemoración del 60.º aniversario de la Dignitatis Humanae, que se celebrará el 7 de diciembre, el Cardenal lo describió como “un hito fundamental en la promoción de la libertad religiosa, reconocida como un aspecto esencial de la dignidad de la existencia humana”.

A continuación, se centró en los diversos aspectos que aborda el documento, incluyendo los límites de la libertad religiosa, la educación para el ejercicio de la libertad y la libertad de fe.

Informe 2025

En esta edición 2025 del Informe Mundial sobre Libertad Religiosa [1], los países se clasifican en cuatro categorías según la gravedad de las violaciones de la libertad religiosa:

“Persecución” se refiere a actos graves y reiterados de violencia o acoso, a menudo llevados a cabo con impunidad.

“Discriminación” implica restricciones legales o sociales que afectan injustamente a grupos religiosos específicos.

“Bajo observación” incluye países que muestran los primeros indicios de violaciones graves, las cuales requieren una estrecha vigilancia.

“Cumplimiento” se refiere a países que no presentan violaciones significativas y que, en general, respetan las normas internacionales sobre libertad de religión o creencias.

Persecución

El Informe indica que 24 países enfrentan persecución. La libertad religiosa es una preocupación importante, con aproximadamente 4.100 millones de personas, equivalentes a más de la mitad de la población mundial, y sujeta a graves violaciones de la libertad religiosa. Estos países incluyen naciones populosas como India y China, así como estados autoritarios o asolados por conflictos como Afganistán, Nigeria, Corea del Norte y Eritrea.

Discriminación Religiosa

El Informe 2025 identifica 38 países donde existe discriminación religiosa, que afecta a aproximadamente 1.300 millones de personas, aproximadamente el 17,3 % de la población mundial. En estos países, como Egipto, Etiopía, México, Turquía y Vietnam, las minorías religiosas se enfrentan a restricciones legales, políticas o sociales que limitan su libertad de creencia y culto, incluyendo el acceso restringido a los lugares de culto, limitaciones a la expresión religiosa y un trato legal desigual, aunque sin persecución directa.

Las causas de la discriminación varían. En 28 países, predomina un solo factor: el autoritarismo estatal, presente en 24 naciones, como Argelia, Malasia, Venezuela y Turquía, que restringe el pluralismo religioso; en Chad, prevalece el extremismo religioso; en Haití y México, el crimen organizado es el factor principal; y en Nepal, el nacionalismo etnorreligioso.

En otros 10 países, la discriminación se debe a múltiples factores: en Egipto, Jordania, Irak, Kuwait, Omán, Siria y Tailandia, se combinan el autoritarismo estatal y el extremismo religioso. En Israel y Palestina, el nacionalismo etnorreligioso y el extremismo se entrelazan; y en Sri Lanka, el autoritarismo y el nacionalismo etnorreligioso son los principales responsables.

Control autoritario y represión legal

El Informe destaca un patrón regional en América Latina, donde países como Cuba, Haití, México, Nicaragua y Venezuela se clasifican como países que sufren discriminación o persecución, mientras que otros bajo observación, como Bolivia, Chile, Colombia y Honduras, muestran alineamientos políticos o ideológicos que comprometen la libertad religiosa. En estos contextos, la politización de la religión, la presión sobre las iglesias críticas con los gobiernos y las restricciones a las organizaciones religiosas dedicadas a la educación, la labor humanitaria o la defensa social socavan este derecho. La erosión democrática y la creciente rigidez ideológica exacerban el deterioro de la libertad religiosa en la región.

En otras regiones, los gobiernos utilizan las leyes y la burocracia para controlar o reprimir la expresión religiosa. En Asia, China intensifica su sinización, sometiendo a musulmanes y cristianos uigures bajo una conformidad ideológica. Con nuevas regulaciones de 2024 que exigen la adhesión a los valores socialistas, el cambio de nombre de las aldeas tibetanas y musulmanas, y la detención y destrucción de lugares de culto, las leyes prohíben la educación religiosa a menores y restringen su participación en servicios religiosos.

En Corea del Norte, la expresión religiosa está completamente prohibida.

En Vietnam y Laos, las minorías cristianas, especialmente las indígenas, se enfrentan a renuncias forzadas, la destrucción de iglesias y el asesinato de pastores sin protección legal.

En Irán y Turkmenistán, los grupos religiosos operan bajo vigilancia estatal, y las comunidades no registradas son objeto de detención, acoso o clausura forzosa.

Fe a punta de pistola

El Informe destaca la influencia del crimen organizado en la práctica religiosa en regiones con un control estatal débil. En América Latina, en países como Haití, México, Ecuador y Guatemala, las iglesias son saqueadas, los líderes religiosos secuestrados y los cultos están regulados por los cárteles de la droga. En Haití, un estado fallido, sacerdotes y monjas son blanco frecuente de secuestros para pedir rescate, mientras que las iglesias se convierten en refugios seguros en zonas sin ley. En México, los asesinatos de sacerdotes están en aumento, y en Ecuador y Guatemala, los cultos vinculados a pandillas entrelazan religión y violencia.

En África, en países como Burkina Faso, Nigeria y la República Democrática del Congo, los líderes y comunidades religiosas se enfrentan a violencia letal y a amenazas constantes de grupos criminales y milicias no estatales.

En varios países de mayoría musulmana, la libertad religiosa sigue estando gravemente limitada por la interpretación y aplicación de la sharia, que margina a las minorías religiosas y restringe los derechos fundamentales. En Irán, los cristianos se enfrentan a la detención por asistir a servicios religiosos en casas. En Pakistán, las acusaciones de blasfemia contra no musulmanes suelen derivar en violencia multitudinaria y procedimientos judiciales. En Afganistán, la apostasía sigue castigándose con la pena de muerte.

El Informe también destaca el aumento de la hostilidad hacia la religión en varias regiones. En Canadá, iglesias católicas han sido incendiadas. En España, Grecia y Croacia, los símbolos y procesiones religiosas han sido blanco de ataques ideológicos. En Bélgica, líderes religiosos se enfrentaron a sanciones por oponerse a la ordenación de mujeres. Tras el conflicto de Gaza, los incidentes de odio contra judíos y musulmanes se intensificaron en Europa, mientras que los ataques contra cristianos persistieron.

El ámbito digital ha introducido poderosas herramientas de represión. En varios países, el contenido religioso está sujeto a censura en línea y las personas se enfrentan a la detención por sus publicaciones en redes sociales. Los regímenes autoritarios emplean tecnologías de vigilancia para monitorear las actividades religiosas, a menudo etiquetando a las minorías como extremistas. En China y Rusia, la disidencia en línea se filtra y castiga, mientras que las plataformas religiosas se bloquean.

[1] Con información de ACN Brasil

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