El comunicado que emitió tras la renuncia a los derechos del cardenalato de Mons. Becciu levanta no pocas suspicacias.
Sidney (29/09/2020 17:27, Gaudium Press) ¿Que relación tienen las acusaciones que enfrenta ahora el Cardenal George Pell, liberado en abril de prisión tras el fallo absolutorio de la Corte Suprema australiana, con la renuncia a los derechos del cardenalato del Cardenal Becciu?
Parecería que en la mente del cardenal australiano sí hay alguna relación, teniendo en vista su comunicado tras conocerse que el purpurado italiano se había entrevistado con el Pontífice y se había determinado su renuncia:
“El Papa fue elegido para limpiar las finanzas vaticanas. Juega un partido largo y se le agradece y felicita por los recientes acontecimientos. Espero que la limpieza de los establos continúe tanto en el Vaticano como en Victoria”.
Victoria, porque el Cardenal Pell considera que la policía de esa ciudad organizó una verdadera cacería de brujas, que concluyó en la acusación de que era culpable de abuso sexual de dos monaguillos, acusación que lo mantuvo 13 meses en prisión, pero que fue desestimada finalmente por el máximo tribunal australiano.
Pero las preocupaciones jurídicas no terminan para el purpurado australiano, que para muchos tiene ya la aureola del mártir, por la persecución de la que ha sido objeto.
Ahora el informe de una comisión real
Después de su absolución, una comisión real sobre abuso infantil presentó al parlamento un informe de 100 páginas sobre supuestos hallazgos revelando que el Cardenal Pell estaba al tanto de que niños eran abusados en la Arquidiócesis de Ballarat por el notorio sacerdote pedófilo Gerald Ridsdale y otros sacerdotes.
Pero la acusación de fondo de este informe es que era “inverosímil” que otras figuras de la Iglesia no le informaran al Cardenal que el abuso estaba ocurriendo, siendo por tanto, una inferencia más que una prueba.
La debilidad de esta acusación parece apoyar la versión de ciertos analistas (¿y la del propio Cardenal?), que ven alguna relación entre todo el embrollo judicial del purpurado australiano en su país, con las investigaciones y la labor que estaba realizando en la Secretaría de la Economía de la Santa Sede, que ciertamente incomodaba a algunos poderosos de la Ciudad Eterna.
Y ahora el Cardenal Pell está de regreso a Roma, vía Qatar. Tal vez, según algunos, para desocupar definitivamente el apartamento que ahí poseía. Pero según otros, para ver si al final se va a poner orden al “establo”, del que habló en su suspicaz comunicado sobre los acontecimientos con el Cardenal Becciu.
Con información de The Guardian
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