Patrick Zaki estaba estudiando en la Universidad de Bolonia. Pero cuando fue a pasar unas vacaciones a su tierra, fue hecho prisionero y torturado.
Redacción (17/09/2021 09:51, Gaudium Press) El caso de Patrick Zaki, es una muestra más de cómo cierto sentido de las libertades que existe en nuestros países no es el mismo de aquellos en los que predomina el Islam. Y eso que Egipto es de los que más respeta a los cristianos.
Patrick era un estudiante egipcio en la Universidad de Bolonia, Italia, una de las más importantes del mundo. Pero un día fue detenido en Egipto; ¿La razón? Supuestamente había difundido “noticias falsas dentro y fuera del país”.
Ya ha pasado 19 meses de prisión a la espera del juicio que inició el pasado 14 de septiembre, en Mansura, a 130 kilómetros del Cairo.
¿Cuál fue el ‘crimen’ de Patrick?
En el 2019 Patrick hizo público un escrito donde hablaba de la persecución a cristianos coptos. “Este artículo – decía Patrick Zaki – es un simple intento de seguir los acontecimientos de una semana en la vida diaria de los cristianos egipcios …”.
“No pasa un mes para los cristianos en Egipto sin 8 o 10 incidentes dolorosos – continuó el estudiante – desde intentos de desplazarlos en el Alto Egipto, hasta secuestros, hasta el cierre de una iglesia o algo que estalla, hasta el asesinato de un cristiano. La conclusión es siempre ‘trastorno mental’”, afirmaba.
El 7 de febrero de 2020 Patrick llegó a Egipto para unas cortas vacaciones. Su destino final era Mansura, su ciudad natal.
Pero apenas bajaba del avión en Egipto, cuando se le arresta, y lo someten a un interrogatorio de 17 horas.
Miembros de la Agencia de Seguridad Nacional lo vendan, lo esposan, luego lo golpean y torturan, aplicándole descargas eléctricas, según cuenta Aleteia.
Y es 19 meses después, el pasado martes 14, que aparece esposado en el aula de los acusados, durante la audiencia, que duró poco más de 5 minutos, en la que se decidió que el juicio sería aplazado hasta el 28 de septiembre.
Fueron pues 5 minutos en que decenas de familiares, activistas y dos diplomáticos italianos pudieron ver a Patrick.
El caso de Patrick ratifica la evidencia que es riesgoso opinar sobre religión, en los países del Islam.
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