Al final de la meditación del Regina Coeli del domingo pasado, el Papa saludó a los pocos fieles que había en la Plaza. La meditación del domingo, se hizo en la Biblioteca Apostólica. El Papa disertó sobre la presencia del Espíritu Santo, en el apostolado.
Ciudad del Vaticano (26/05/2020 11:13, Gaudium Press) El próximo domingo, solemnidad de Pentecostés, el Papa no celebrará la misa con fieles en la Basílica de San Pedro, según informa la Oficina de Prensa de la Santa Sede. El Papa iniciará su celebración en la basílica vaticana, privada, a las 10:00 horas locales. Pero luego, a las 12:00, se dirigirá al Palacio Apostólico, desde donde meditará el Regina Coeli con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
Será pues, la primera reunión de fieles con el Papa en la Plaza para la meditación dominical. Hasta ahora, el Papa viene realizando su meditación en la Biblioteca del Palacio Apostólico, y luego salía a la ventana a bendecir a los pocos fieles reunidos, o incluso a impartir una bendición al mundo, con la Plaza de San Pedro vacía. El próximo domingo no será así: el Pontífice realizará la meditación desde la ventana del Palacio con los fieles presentes. La policía garantizará que se respeten las medidas sanitarias.
La meditación del último Regina Coeli
En el pasado Regina Coeli del último domingo, el Papa Francisco meditó sobre la fiesta del día, que era la Ascensión del Señor.
Mostró el Pontífice que aunque Jesús subió a los cielos “para morar gloriosamente a la derecha del Padre”, su presencia permanece “siempre entre nosotros”. ¿Cómo se da esto?
“Jesús está presente en el mundo, pero con otro estilo, con el estilo del Resucitado, es decir, una presencia que se revela en la Palabra, en los Sacramentos, en la acción constante e interior del Espíritu Santo”, expresó el Papa. De hecho, “esta promesa asegura la presencia constante y consoladora de Jesús entre nosotros”.
“A través de su Espíritu – dijo Francisco, que conduce a la Iglesia a caminar por la historia como la compañera de todo hombre”. “Ese Espíritu que, enviado por Cristo y por el Padre, obra la remisión de los pecados y santifica a todos aquellos que, arrepentidos, se abren con confianza a su don”.
Antes de partir, Jesús pidió que se hicieran discípulos en todas las naciones
Antes de subir a los cielos, el Evangelio cuenta que Jesús manifestó a los apóstoles de viva voz toda su omnipotencia: “Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra” (Mt, 28). Y en seguida los conmina al apostolado: “Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos”.
Esta misión, definida por Jesucristo, es la de “anunciar, bautizar, enseñar a caminar por el camino trazado por el Maestro”, es decir, “el Evangelio”, señaló Francisco.
Implica ello, pues, un deber de dar “testimonio”, que también hoy deben dar los discípulos de Cristo.
Ante tan gran tarea, confiar en la asistencia del Espíritu Santo
“Ante una tarea tan exigente, y pensando en nuestras debilidades, nos sentimos inadecuados, como seguramente se sintieron también los mismos Apóstoles” dijo el Papa, “pero no debemos desanimarnos” afirma, y pide Francisco que recordemos las palabras que Jesús les dirigió antes de ascender al Cielo: ‘Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo’”.
Con información de Vatican News
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