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Algunos llegaron a calificar el fenómeno como la noche loca de las auroras: Luces multicolores, vistas sobre todo en el Viejo Continente.
Aurora boreal en Polonia – Foto: @MomicheSuber
Redacción (08/11/2023 06:56, Gaudium Press) Fue la noche del pasado domingo 5 de noviembre, cuando en países como Italia, Eslovaquia, Irlanda, Polonia, España, Francia, Turquía, se vieron auroras boreales multicolores, en un espectáculo que normalmente no se aprecia en tales latitudes sino que es más propio de zonas polares.
Algunos llegaron a calificar el fenómeno como la “noche loca de las auroras”.
Dicen los que saben que se combinaron tormentas solares con condiciones meteorológicas “excepcionales”. En fin, fue una noche no tanto loca cuanto excepcional, de luces de casi todos los colores, desde el verde, pasando por el rojo, el morado, el violeta…
El fenómeno llegó casi a tener alcance universal: reportes informan que también se vio en China y en Rusia, donde las auroras pudieron ser vistas por la mitad de la población de ese país.
Rusia: la ligación de ese país con la Virgen de Fátima es más que fuerte. La Virgen dijo en 1917 que “vendré para pedir la Consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón”, de manera tal que “si se escuchan mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz; si no esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia”.
Aurora en Irlanda – Foto: @auroraalertsIRE
Fátima también habló de unas luces especiales, relacionadas con tragedias.
Fue igualmente el 13 de julio de 1917, cuando la Virgen, después de anunciar el fin de la Primera Guerra Mundial, anunciaba el inicio de la Segunda Guerra: “En el pontificado de Pío XI comenzará otra [guerra] peor. Cuando vieres una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre”.
En fin, el espectáculo de las auroras del domingo pasado fue maravilloso, a la vez que sobrecogedor. Siempre será la hora de encomendarse a la misericordia de Dios. (CCM)
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