domingo, 08 de septiembre de 2024
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El Espíritu Santo, fuerte y dulce, poderoso y amable, dijo el Papa en Pentecostés

En su homilía en la Basílica de San Pedro, para la solemnidad de Pentecostés, el Papa Francisco recurrió a imágenes para ejemplificar a los ojos de los fieles quien es el Espíritu Santo.

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Foto: Screeshot YouTube Vatican media

Redacción (20/05/2024, Gaudium Press) En su homilía en la Basílica de San Pedro, para la solemnidad de Pentecostés, el Papa Francisco recurrió a imágenes para ejemplificar a los ojos de los fieles quien es el Espíritu Santo: Fuerte y dulce. Poderoso y amable.

Esos calificativos expresan una misma acción del Espíritu Santo, que sopla en nosotros y alimenta la misión de la Iglesia.

Es el Espíritu “Paráclito”, que transforma los corazones y que nos da la audacia para difundir el Evangelio a todos, “no con prepotencia e imposiciones, ni con cálculos y engaños, sino con la energía que brota de la fidelidad a la verdad, que el Espíritu enseña”, dice Francisco.

Espíritu Santo, arranca el mal, planta el bien

Francisco se detiene en la fuerza del viento y del fuego, símbolos del poder de Dios. Sin ese poder nosotros solos nunca podremos derrotar el mal ni vencer los deseos de la carne… “…impureza, idolatría, discordia, envidia… y con el Espíritu podemos vencer, Él nos da la fuerza para hacerlo porque entra en nuestro corazón ‘árido, duro y frío’, arruinando nuestras relaciones con los demás y dividiendo nuestras comunidades: Él entra en este corazón y lo cura todo”.

Es el Espíritu Santo como una mano “callosa que antes había roturado los surcos de las pasiones, después, delicadamente, cultiva las pequeñas plantas de las virtudes, las ‘riega’, las ‘sana’, protegiéndolas con amor y saboreando después, ‘tras el esfuerzo de la batalla contra el mal, la dulzura de la misericordia y de la comunión con Dios’. El viento y el fuego, por tanto, no destruyen: uno resuena en la casa de los discípulos y el otro se posa sobre sus cabezas en forma de pequeñas llamas. Esta es la acción del Espíritu: Así es el Espíritu: fuerte, que nos da fuerza para vencer, y también amable. Hablamos de la unción del Espíritu, el Espíritu nos unge, está con nosotros. Como dice una hermosa oración de la Iglesia primitiva: ‘Que tu humildad, oh Señor, more en mí, con los frutos de tu amor’”.

Espíritu Santo: Fuerza para el Anuncio

El Espíritu Santo es quien da la energía para el anuncio de la Palabra de Dios, con fuerza y dulzura, “y al mismo tiempo que lo hacemos con esta fuerza, nuestro anuncio quiere ser amable, acoger a todos –no lo olvidemos: a todos, a todos–; no olvidemos aquella parábola de los invitados a la fiesta que no querían ir: ‘Vayan a la encrucijada y traigan a todos, a todos, buenos y malos, a todos’. El Espíritu nos da la fuerza para salir y llamar a todos, con esa amabilidad… nos da la amabilidad de acoger a todos”.

El Espíritu Santo es fuente de esperanza para quien en Él se refugian:

Necesitamos esperanza, necesitamos levantar la mirada hacia horizontes de paz, fraternidad, justicia y solidaridad. Ésta es la única forma de vida, no hay otra. Por supuesto, por desgracia, a menudo no parece fácil, de hecho a veces es sinuoso y cuesta arriba, el camino, es cierto. Pero sabemos que no estamos solos, tenemos la seguridad de que, con la ayuda del Espíritu Santo, con sus dones, juntos podemos recorrerlo y hacerlo cada vez más practicable también para los demás”, concluyó el Pontífice.

Con información de Vatican News.

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