“…Pero faltaba el Canto que cantase sus glorias, que cantase la belleza de ese Mito. Hasta que un día surgió un libro…”. María Santísima, el Paraíso de Dios revelado a los hombres.
Redacción (20/07/2023 10:54, Gaudium Press) Decía un día el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira que la literatura –las letras popularizadas con arte– cumple entre otras una función irremplazable que era la de extender la filosofía elaborada por élites intelectuales al conjunto de la sociedad. Sin la literatura, los filosófos no pasarían para sus sociedades de extraterrestres más o menos excéntricos, mientras que la literatura les sirve de puente, permite que la filosofía se encarne, se torne vida y tipos humanos, y que estos tipos humanos constituyan modelos a seguir, formando la psicología y el perfil de los pueblos.
Es más, no son pocos los que sustentan que al inicio de la construcción de una civilización, o en el momento crucial de la conformación de la misma, se encuentra un ‘mito’ literario que establece el ideal a procurar, unifica las aspiraciones y los esfuerzos, y va configurando el conjunto deseado en las mentes y en las instituciones.
Así, la Ilíada y la Odisea no serían solamente la creación de una mente o mentes geniales, sino el conjunto de los mitos configuradores de las sociedades antiguas de Occidente, que quisieron parecerse a Aquiles, o a Héctor, o a Paris o a Helena, o imitar las virtudes (y también los vicios) de dioses y semidioses ahí dibujados, o seguir la astucia y decisión de Ulises, etc. Hasta la propia Roma se nutrió del mito de supuestos descendientes de príncipes homéricos.
Personajes reales también pueden ser mitos originarios de sociedades, como por ejemplo Alejandro Magno, pero comúnmente ellos también pasan por el filtro de una mitificación literaria, que es la que circula en el pueblo.
En esa línea, Carlomagno, personaje inspirador del perfecto caballero de Cristo, fue más configurado en el pueblo por la Chanson de Roland que por la propia biografía que hizo Eginardo, aunque es claro que la historia tiene su papel relevante en la creación del mito.
También hay mitos que aunque parezcan construir, más bien destruyen civilizaciones, como los sucesivos mitos revolucionarios que fueron alejando al hombre del ideal del caballero cristiano, hasta la idolatrización del playboy consumista, o del hombre sucio y contracultural que hoy se propone, grito satánico que para muchos presagia el fin de la civilización.
Pero, ¿terminó la civilización?
Son no pocos, los que están pre-sintiendo una época de fin de mundo, también por el caos que lamentablemente se observa al interior de la Iglesia, donde segmentos no pequeños ni de poca influencia quieren hacernos creer que lo que ayer era malo hoy es bueno, y lo que ayer se veneraba hoy se debe execrar.
No obstante –y como solución a cualquier caos–, en 1917 una luz bajó del cielo en forma de Virgen, para anunciar a los hombres que la Historia no había terminado, que las civilizaciones no habían concluido ni los buenos mitos habían desaparecido, pues por fin su “Inmaculado Corazón triunfará”: era la propia Madre de Jesús, que así pregonaba con solemnidad celestial y por medio de tres pastorcillos, que Dios había reservado para los últimos tiempos la mayor de las épocas, la Era Marial, a partir del más bello y elevado de todos los mitos, nada más ni nada menos que Ella misma, simbolizada por su Corazón limpio y dorado.
Ella, la Reina de la Historia porque es la Reina de la Gracia, incluso en medio del lodazal en que se iba convirtiendo este mundo, empezaba a suscitar en incontables almas un amor renovado a Ella, y la esperanza de que unidos a Ella brotarían los lirios de la inocencia, que eran su reflejo y las semillas del Reino de María que venía naciendo. Ella, pues, el Mito real fundador del Reino de Cristo, el Reino de María.
Pero faltaba el Canto que cantase en sublimidad completa sus glorias, que cantase de forma perfecta y acabada la belleza de ese Mito, para que comenzara a ser amado en plenitud.
Hasta que un día apareció un libro…
Confieso que cuando tomé por primera vez en mis manos la obra de Mons. João Scognamiglio Clá Dias sobre la Virgen (1) tenía solo las expectativas de quien sabe se va a deparar con un excelente escrito, fruto de la mente de un autor erudito y por demás virtuoso. Después de haber estudiado cumbres como Las Glorias de María o el Tratado de la Verdadera Devoción, o varias de las muchas buenas obras teológicas que se han escrito sobre la Virgen, probablemente mi subconsciente me decía que no tendría sorpresas mayúsculas en estos campos.
Cuánto estaba equivocado.
Inicié por el tomo II, que tiene como título “Los misterios de la vida de María: una estela de luz, dolor y gloria”, y que era anunciado por Mons. João Clá como una visión “de la vida de Nuestra Señora, teniendo por base los tesoros de la Escritura y de la Tradición de la Iglesia, enriquecidos con datos extraídos de leyendas piadosas y de algunas revelaciones particulares juiciosamente seleccionadas, a los cuales se acrecientan la devoción personal y la imaginación del Autor. Todo, no obstante, en perfecta armonía con la mejor Teología mariana”.
Sin embargo para quien escribe estas líneas, esa presentación velaba lo que con el pasar de las páginas se iba mostrando como el mayor y más bello cántico marial de todos los tiempos:
– ¡Ohhh, maravilla, realmente así era Ella!, me decía. Cuánto la identifico estas líneas, pero también cuánto la desconocía al tiempo que cuanto la presentía. Qué dulce, qué materna, qué grandiosa, qué bella, qué inteligente, qué astuta, qué sensible, qué inocente, qué mística, qué práctica, qué bondadosa, qué… todo… Realmente es Ella la obra prima de Dios. Espectacular.
– La percibo aquí gigantesca, en todas las etapas de su vida, y al mismo tiempo cercana. Sí, era Inmaculada, pero también humilde y frágil, como es frágil la naturaleza humana. Siento que Ella fue sobre todo la obra prima de la gracia, gracia que Dios por su intermedio destina a todos.
– Entiendo ahora en profundidad lo que decía el Santo de Montfort, cuando anunciaba que en la venidera era marial los hombres respirarán María: aquí siento en carne viva que los hombres conociéndola, admirándola y amándola querrán ser reflejos perfectos de Ella, y así perfectos reflejos de Cristo. Cuánto quiero ahora más unirme a Ella, conocerla más, amarla más, ser como Ella.
Todo eso yo sentía.
Esa obra va navegando los mares de estos conturbados días, en una navegación tranquila, y al mismo tiempo conquistadora, como solo Ella sabe conquistar los corazones con sus toques maternos. Es una navegación que no grita sino que canta, que no impone sino que encanta, pero por ello no deja de tener la firmeza e inexorabilidad de quien es como Ella, un ejército en orden de batalla.
Qui vivra verra dicen los franceses, quien viva verá. Pero el mundo verá, el triunfo del Inmaculado Corazón de María.
Por Saúl Castiblanco
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(1) ¡María Santísima! El Paraíso de Dios revelado a los hombres – Volumen I: Mis relaciones con María Santísima – Volumen II: Los misterios de la vida de María: una estela de luz, dolor y gloria – Volumen III: María, eje de la Historia. Ed. Fundación Caballeros de la Virgen. Bogotá. 2022. https://tiendamariana.com/producto/libro-maria-santisima-el-paraiso-de-dios-revelado-a-los-hombres/
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