martes, 26 de noviembre de 2024
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El monasterio de dominicas en EE.UU. que ha tenido un boom de vocaciones en tiempos de pandemia

El único hecho no es solo que los cristianos ‘culturales’, a causa de la pandemia, no hayan regresado a misa cuando ya se podía.

Postulantes

Ann Arbor (07/10/2020 12:57, Gaudium Press) El único hecho no es solo que los cristianos ‘culturales’, esos que se dicen católicos por una débil tradición, después de la pandemia, no hayan regresado a misa cuando ya se podía.

Los sufrimientos propios de estos días y el aislamiento, como noticia ReligionenLibertad, también han movido a que muchos se pregunten por el sentido de su vida, oren, tal vez por vez primera, o que incluso algunas personas se hayan decidido por la vocación religiosa.

Diócesis como las de Getafe, en España, han aumentado en un 40 por ciento el número de seminaristas.

En Michigan, un boom de vocaciones en una comunidad de hermanas dominica

Pero lo que es digno de elogio es lo que ocurre con las Hermanas Dominicas de María Madre de la Eucaristía, en Ann Arbor, Michigan, EE.UU., una comunidad de más de 150 religiosas, donde la media de edad es de 32 años.

La comunidad ya era famosa por sus retiros vocacionales, donde pescaban numerosas seguidoras, pero lo que sorprende es que aún con la pandemia y la parálisis que trajo, 18 señoritas decidieron en estos días dejar su vida en el mundo para seguir su vida con el hábito blanco de estas seguidoras de Cristo.

“Llamo a mi vocación un milagro COVID, porque la mayor parte de mi discernimiento ocurrió durante la pandemia” dice la postulante Genoveva, natural de Phoenix. “No tener acceso a los sacramentos realmente me mostró que toda mi vida giraba en torno a ir a misa y poder adorar a Cristo en la Eucaristía”, expresa Jenna, postulante que vino desde Nueva York.

Autumn no descuidó su vida de oración durante la pandemia, sino que seguía las adoraciones al Santísimo por internet: “Mi familia se acostumbró a ver una nota adhesiva con la palabra ‘Rezando’ pegada a mi puerta para que pudiera tener un poco de paz y tranquilidad”. Pero en esas jornadas de piedad maduró su decisión, y atendió a llamado.

“Encontré consuelo en el hecho de que, aunque en ese momento estaba separada físicamente de Cristo en la Eucaristía, en solo unos meses comenzaría a vivir la vida como una esposa de Cristo y me esforzaría por estar con él para toda la eternidad”, manifiesta Jenna de Nueva York.

En esa línea se expresa Rory, de Michigan City, Indiana: “No quiero nunca volver a separarme de Él, así que la próxima vez que haya una pandemia, el único lugar donde quiero estar es en un convento”.

La ceremonia de recepción de una postulante es algo muy importante, muy simbólico, es la entrada a un mundo muy diferente del que se deja, y una entrada que se piensa como vitalicia, como eterna.

Por eso la decisión que debían tomar las 18 postulantes les era muy importante:

Tenían la opción – debido a la pandemia – de que las familias las pudiesen acompañar, pero en una celebración corta, con distanciamiento y al aire libre. O que la ceremonia se realizase al interior de la capilla de la Casa Madre, completa, pero sin la asistencia de sus seres queridos.

Todas optaron por la ceremonia completa, pues querían significar su decisión con todos los ritos. La familias seguirían la transmisión por internet; con lágrimas algunos, pero al mismo tiempo con alegría.

Con información de ReligionEnLibertad

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