“Pido al maestro [de ceremonias] de continuar la lectura por la dificultad de respiración”, dijo el Pontífice. Se pensó que por su bronquitis no asistiría.
Redacción (10/02/2025 10:44, Gaudium Press) Francisco no pudo leer la homilía completa, en la misa por el Jubileo de las Fuerzas Armadas, ayer domingo, cuando las imágenes transmitidas evidenciaban un esfuerzo penoso: “Y ahora me disculpo un poco y pido al maestro [de ceremonias] de continuar la lectura por la dificultad de respiración”, dijo en cierto momento el Pontífice, tras haber leído un trecho de la homilía de la misa habida en la Plaza de San Pedro, celebrando el jubileo de los hombres de armas.
El Pontífice, que no había podido leer tampoco la reflexión de la Audiencia General del miércoles pasado, sufre de bronquitis, según confirmó la Oficina de Prensa vaticana. Ese miércoles dijo: “Quiero pedir perdón porque con este fuerte resfriado me resulta difícil hablar”.
Se llegó a pensar que Francisco no asistiría a la misa de los militares de ayer, menos si esta se celebraba a campo abierto, como así fue, en la Plaza vaticana. Por eso, la aparición del Pontífice permitió pensar que su afección no era tan delicada, pero al final tuvo que ceder la lectura a un colaborador, motivando el aplauso de los militares, que querían así animarlo.
Entre los presentes, personalidades como el ministro de la defensa de Italia, Guido Crosetto, el ministro de economía Giancarlo Giorgetti, el director de la Policía Vittorio Pisani y el jefe de Estado mayor de la defensa, General Luciano Portolano.
Los capellanes militares, presencia de Cristo
En el texto leído, Francisco dice que los capellanes militares no son “para bendecir actos perversos de guerra”. Estos sacerdotes, son “presencia de Cristo, que quiere acompañaros [a los militares], ofreceros escucha y cercanía, animaros a remar mar adentro y sosteneros en la misión que realizáis cada día”.
A los militares el Papa les indica que “vuestra presencia (…) vuestro estar siempre de parte de la legalidad y de los más débiles, se convierte para todos nosotros en una enseñanza: nos enseña que el bien puede vencer a pesar de todo, nos enseña que la justicia, la lealtad y la pasión civil son valores todavía necesarios hoy”.
“A vosotros –les recordó el Papa a los hombres de armas en su homilía leída– se os ha confiado una gran misión, que abraza múltiples dimensiones de la vida social y política: la defensa de nuestros países, el compromiso por la seguridad, la protección de la legalidad y de la justicia, la presencia en las cárceles, la lucha contra la criminalidad y las diversas formas de violencia que corren el riesgo de perturbar la paz social”.
El Pontífice recordó también a “cuantos ofrecen su importante servicio en las catástrofes naturales, para la protección de la creación, para salvar vidas en el mar, para los más frágiles, para la promoción de la paz”.
Al Papa también se le vio por momentos, en la ceremonia, un ojo cerrado, y desde hace ya un tiempo, se apunta la inflamación de su rostro.
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