“La formación no consiste sólo en la adquisición de conocimientos, sino en la experiencia de un encuentro profundo con Jesús”, dijo Francisco.
Redacción (03/05/2024 12:01, Gaudium Press) La Red Mundial de Oración del Papa publicó a principios de esta semana un mensaje en vídeo en el que el Papa Francisco presenta su intención de oración para este mes de mayo. La publicación cuenta con la colaboración de la Arquidiócesis de Los Ángeles y el apoyo de la aplicación católica estadounidense de meditación y oración Hallow.
Cada vocación es un diamante en bruto que hay que pulir
La formación de las monjas, religiosos y religiosas y seminaristas está en el centro de las intenciones del Pontífice durante este mes mariano. El Papa subraya que “cada vocación es un diamante en bruto que hay que pulir, trabajar, que hay que moldear en todas sus caras. Un buen sacerdote, una monja, debe ser ante todo un hombre o una mujer formados, trabajados por la gracia del Señor. Personas conscientes de sus límites y dispuestas a llevar una vida de oración, de entrega al testimonio del Evangelio”.
Según Francisco, “la formación integral de las vocaciones sacerdotales y religiosas debe abarcar tanto la dimensión humana como la espiritual, pastoral y comunitaria. La formación no consiste sólo en la adquisición de conocimientos, sino en la experiencia de un encuentro profundo con Jesús”.
La vida comunitaria: aspecto central de la vida religiosa
El Pontífice aclara también que la preparación de las monjas, religiosos y religiosas y seminaristas “debe ser integral, debe desarrollarse a partir del seminario y del noviciado, en contacto directo con la vida de las demás personas”. Además, “la formación no termina en un momento determinado, sino que continúa a lo largo de la vida, a lo largo de los años, integrando a la persona, intelectual, humana, afectiva, espiritualmente”.
Para Francisco, un aspecto central de la vida de un religioso, monja o sacerdote es la vida comunitaria. Sin embargo, esta experiencia enriquecedora también puede resultar difícil, ya que vivir y relacionarse con los demás no siempre es fácil, pero la vida comunitaria es siempre una escuela de santidad donde se crece en las diferentes virtudes humanas y se aprende a ir más allá de uno mismo. (EPC)
Deje su Comentario