lunes, 06 de octubre de 2025
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El Papa y los criterios con los que escoge

En la práctica, el Papa busca figuras institucionales en el gobierno y rostros familiares en su trabajo diario”.

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Foto: @Vatican Media

Redacción (06/10/2025 16:30, Gaudium Press)

León XIV: Los criterios de sus elecciones

El Papa León XIV ha realizado su primer nombramiento importante en la curia. Como prefecto del Dicasterio de los Obispos, el Papa ha elegido al obispo Filippo Iannone, quien ha dirigido el Dicasterio para los Textos Legislativos desde 2017.

Este es solo el primero de muchos nombramientos que deberá realizar, marcando el inicio de lo que será una temporada de nominaciones intensa y muy reveladora. El nombramiento de Iannone ya nos permite comenzar a esbozar un perfil del Papa y sus decisiones.

Lo que sigue es en realidad solo un esbozo, diseñado para ser modificado e incluso borrado, ya que todo podría contradecirse con el tiempo. Sin embargo, se trata de intentar identificar algunas pautas para comprender el razonamiento de León XIV.

El primer nombramiento importante, para el puesto más alto en cuanto a los Obispos, se produjo tras una pequeña reestructuración cerca (pero no en) la cúpula de la Secretaría de Estado: tras enviar a Mons. Miroslaw Wachowski, ‘Viceministro de Asuntos Exteriores’, como nuncio en Irak, el Papa designó a Roberto Campisi, asesor de la Secretaría de Estado, como observador de la Santa Sede ante la UNESCO.

Finalmente, León XIV nombró a su equipo de secretarios. Como segundo secretario, eligió al P. Marco Billeri, un joven sacerdote de la diócesis de San Miniato, cuyo obispo, Giovanni Paccosi, conoció al Papa cuando eran ambos misioneros en Perú.

¿Qué revelan estos tres nombramientos?

La designación de Iannone para el Dicasterio de los Obispos indica que León XIV buscará figuras institucionales con una doctrina sólida como cabezas de los dicasterios. Iannone no era un obispo que se pudiera contar entre los críticos del Papa Francisco; siempre ha llevado a cabo su trabajo con rigor. Es canonista, y no de los que disfrutan de la atención pública.

León XIV pudo evaluar sus capacidades cuando Iannone formó parte del “dream team”, que, junto con los cardenales Parolin, Koch y Prevost, se encargó del diálogo y la interacción con los obispos alemanes que acudieron al Vaticano para debatir su camino sinodal con los dicasterios. El trabajo de Iannone fue fundamental para que muchos de los esfuerzos por absorber el impacto del controvertido Camino Sinodal de los obispos alemanes tuvieran éxito.

El nombramiento de Iannone, por lo tanto, no es una buena noticia para los campeones de al menos una importante corriente de lo que la Iglesia ha llamado “sinodalidad” desde que Francisco nos dio el término —en realidad, una palabra de moda sin una definición clara— al principio de su pontificado. Además, León XIV ha elegido a un canonista, lo que pone de relieve la necesidad de alguien con conocimientos sobre cómo se supone la ley debe gobernar la Iglesia.

Ahora, León XIV tendrá que elegir cuatro jefes de dicasterios más en los próximos meses: Laicos, Familia y Vida, Unidad de los Cristianos, Causas de los Santos y Culto Divino. Si la elección recae en perfiles similares al de Iannone, como es de creer, surge un patrón, una dirección y el deseo de crear un equipo de figuras institucionales de alto perfil. “Desaparecer para que Cristo pueda permanecer”, había dicho León XIV en su primera misa como Papa en la Capilla Sixtina. ¿Es este el criterio?

La minirrevolución en la cúpula de la Secretaría de Estado sugiere un Papa que no realiza cambios trascendentales de golpe, sino paso a paso. Pero también es un Papa que examina las situaciones a fondo y sabe cómo actuar en consecuencia. Cabe destacar, a este respecto, que Campisi es el primer asesor desde que Pablo VI estableció el cargo en 1967 que no recibió un nombramiento episcopal tras su mandato como número 4 de la Secretaría de Estado. En el mundo del Vaticano, estas son señales que no deben subestimarse.

Así como el licenciamiento del viceministro de Asuntos Exteriores y del viceministro del Interior por parte del Papa no debe interpretarse como una venganza, sino más bien como parte de un plan de carrera para ambos.

Finalmente, la elección de un secretario personal. León ha escogido a personas jóvenes de fuera del Vaticano. Sobre todo, ha elegido a personas de su confianza: como es el caso de su secretario de toda la vida, su segundo secretario y en numerosos otros casos.

En la práctica, el Papa busca figuras institucionales en el gobierno y rostros familiares en su trabajo diario.

Para el trabajo diario, León ha elegido a figuras familiares que carecen de un conocimiento profundo del Vaticano, probablemente protegiéndose así de cualquier posible influencia de la Curia o del entorno. Por supuesto, dos secretarios de treinta y pocos años sin conocimiento de las instituciones vaticanas corren el riesgo de crear o contribuir a la confusión o el error. También es cierto que son indudablemente leales al Papa, y solo a él.

León XIV emerge así como un Papa que toma decisiones lentas pero inexorables y que, con el tiempo, buscará crear una comunidad de personas de confianza que lo apoyen en su labor.

La confianza también será necesaria en sus relaciones con las personas que designe para los altos cargos curiales, pero para ellas, un tipo de confianza diferente, con un objetivo diferente, puede ser preferible a la que se tiene en un secretario personal. Cabe esperar que León elija a personas con perfiles institucionales en lugar de marcas de lealtad personal.

Aún es pronto para saber si, basándose en este razonamiento, el Papa volverá a mirar a las sedes tradicionalmente cardenalicias en su próximo consistorio, si los cargos también corresponderán a títulos y si se volverá a una visión más “tradicional” del mundo vaticano.

Las decisiones que León ya ha tomado demuestran, sin embargo, su deseo de cambio, manteniéndose dentro de los límites de la tradición y las decisiones tradicionales. Hay, en esto, un toque personal, pero por lo demás, el Papa no parece dispuesto a apartarse de los precedentes históricos establecidos —la tradición, por así decirlo—, así como se ha mostrado dispuesto a reiterar o referirse a la doctrina claramente enseñada y establecida cuando se le pregunta o se le confronta con cuestiones importantes sobre la fe y la moral.

Esto también es una señal.

Por Andrea Gagliarducci

(Tomado de Monday Vatican)

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