miércoles, 14 de mayo de 2025
Gaudium news > El santo que acompaña al Papa Prevost: la devoción oculta a San Nicolás de Tolentino

El santo que acompaña al Papa Prevost: la devoción oculta a San Nicolás de Tolentino

En una humilde capilla del norte del Perú, un fraile agustino del siglo XIII sigue siendo el confidente silencioso del corazón del Papa León XIV.

Ritratto di San Nicola da Tolentino

Redacción (14/05/2025 11:21, Gaudium Press) Quizás muchos católicos se preguntan hoy quién es el santo de cabecera del Papa León XIV. Un sacerdote misionero peruano, amigo cercano del Pontífice y hombre de su confianza, reveló la historia de esta devoción del Santo Padre, quien solía rezarle de rodillas en una pequeña capilla ubicada en Chiclayo, en el norte del Perú.

“San Nicolás de Tolentino es, sin duda, su santo de cabecera. Es el protector de su profesión perpetua, su gran devoción dentro de la espiritualidad agustina”, aseguró el sacerdote peruano David Farfán Guerrero, a quien el Santo Padre conoció en 1985 en Chulucanas, en el departamento de Piura, Perú.

El P. Farfán, que sirve como párroco del templo de Santo Toribio de Mogrovejo de Zaña desde hace unos 10 años, recibió a ACI Prensa en el centro poblado de San Nicolás, específicamente en la humilde capilla de la localidad dedicada a San Nicolás de Tolentino, considerado el primer santo de la Orden de San Agustín y que vivió en el siglo XIII.

Un lugar especial en la vida de su santidad

“Este lugar es muy especial en la vida de Su Santidad, porque aquí es donde, como yo suelo decir, ‘ponía a prueba sus rodillas’. Apenas él llegaba, entraba y hacía oración al santo patrono de su profesión perpetua”, contó el sacerdote.

El entonces Fray Robert Prevost —hoy el papa León XIV— profesó sus votos con los agustinos el 29 de agosto de 1981 y tomó como santo patrono a este místico italiano. Años más tarde, sus hermanos en la Orden nombraron a Prevost el Prior General durante el Capítulo General Ordinario de 2001, y le renovaron la confianza para un segundo mandato en 2007.

Se adopta un santo al hacer votos

Adoptar un santo al hacer los votos es una costumbre común en algunas órdenes religiosas. Consiste en elegir a un santo cuya vida sirva de ejemplo y ayuda espiritual para vivir mejor la entrega a Dios y cumplir con los compromisos asumidos.

Según el P. Farfán, el entonces Obispo de Chiclayo entre el 2015 y el 2023, Mons. Robert Prevost, “jamás imaginó que, en Chiclayo, dentro de la diócesis, encontraría una capilla y un centro poblado dedicados justamente a este santo”.

“Cuando llegó como obispo, descubrió su existencia, y entonces adoptó la costumbre de pedir la llave del templo, entrar solo y orar allí frente a la imagen del santo. Aquí mismo”, relató con emoción.

El vínculo con esta capilla se fortaleció aún más cuando el entonces el Pontífice fue encargado de la formación de los agustinos en Trujillo, España.

“Solía hacer que los novicios peregrinaran a pie desde el distrito de Guadalupe hasta aquí —más de 50 km—, y luego continuaban hasta Pomalca y Tumán —otros 40 km—, donde también hubo presencia agustina. Yo mismo he recibido aquí a varios novicios”, concluyó el presbítero con una sonrisa.

La imagen de San Nicolás en Zaña es testigo de siglos de fe, y de la devoción que acompaña al Papa León XIV desde sus inicios como fraile.

La historia de la imagen de San Nicolás

Al referirse a la imagen de San Nicolás de Tolentino dentro de la capilla, el P. Farfán explicó que es la más antigua de Zaña. Según el restaurador que la intervino, tiene más de 450 años, lo que la vincula directamente con la llegada de los agustinos a esta región.

La historia de la presencia agustina en Zaña, se remonta al siglo XVI, cuando se fundó el Convento de San Agustín, uno de los centros más importantes de devoción a San Nicolás de Tolentino en el norte del Perú.

“Eso indica que los agustinos que llegaron al Convento San Agustín de Zaña la trajeron desde Europa; la imagen ya existía allá, simplemente fue trasladada. No sabemos quién la hizo ni el año exacto en que llegó, pero como conocemos la fecha en que se fundó el convento, suponemos que vino junto con los primeros frailes que se instalaron allí”, explicó.

El P. Farfán considera que, lo más probable, es que esta imagen haya estado originalmente en el altar mayor del convento, donde había un presbiterio y un altar principal. “Es casi seguro que estuvo allí”, afirmó.

Según el cronista Fray Antonio de la Calancha, San Nicolás de Tolentino obró numerosos milagros en el pueblo de Zaña, lo que atrajo una gran devoción popular y generosas limosnas para la Orden.

5 6

¿Quién es San Nicolás de Tolentino?

San Nicolás de Tolentino fue un humilde fraile agustino que dedicó su vida a consolar a los enfermos, predicar con el ejemplo y orar por las almas del purgatorio.

De padres pobres en dinero, pero ricos en virtud. Nicolás fue fruto de sus oraciones y de una devota peregrinación que hicieron al santuario de San Nicolás de Bari en el que su madre, que estaba avanzada en años, le había rogado a Dios que le regalara un hijo que se entregara con fidelidad al servicio divino. En su bautismo, Nicolás recibió el nombre de su patrón, y por sus excelentes disposiciones, desde su infancia se veía que había sido dotado con una participación extraordinaria de la divina gracia.

El santo italiano es considerado el primer santo de la Orden de San Agustín. Nació alrededor del año 1245 en Sant’Angelo in Pontano, Italia, fruto de las oraciones de sus padres, quienes peregrinaron devotamente al santuario de San Nicolás de Bari pidiendo un hijo. Desde niño, se distinguió por una excepcional piedad, pasaba largas horas en oración, ayunaba desde temprana edad y compartía con los pobres lo poco que tenía. Fue un niño silencioso, fervoroso y generoso, que ya desde pequeño parecía predestinado a una gran misión.

Ingresó joven a la Orden de San Agustín, luego de escuchar un sermón que tocó profundamente su alma, e hizo su profesión religiosa antes de los 18 años. Fue ordenado sacerdote hacia 1271 y se estableció en Tolentino Italia, donde ejerció su apostolado durante tres décadas. Vivió con gran austeridad, ayunando con frecuencia y dedicando muchas horas a la confesión, a la Eucaristía y a la oración por las almas del purgatorio.

San Nicolás no brilló por conocimiento, sino por llevar una vida ejemplar, simple, caritativa y profundamente contemplativa. Se le atribuyen numerosos milagros en vida y después de su muerte. Durante una enfermedad prolongada     que abatió al santo, obedeció a sus superiores y comenzó a comer pan mojado en agua, tras una visión de la Virgen María. Al sanar milagrosamente, comenzó a bendecir panes, que repartía a los enfermos. Estos “Panes de San Nicolás” siguen siendo distribuidos y bendecidos hasta hoy.

Murió el 10 de septiembre de 1305. Su cuerpo fue hallado incorrupto años más tarde y de sus brazos amputados brotó sangre en varias ocasiones. En la basílica de Tolentino se conservan estas reliquias, junto con el cáliz de plata que guarda su sangre y el lino original de su derramamiento. Fue canonizado en 1446 por el Papa Eugenio IV y es patrono de las almas del purgatorio.

Su vida y devoción influyeron también en otros grandes santos agustinos como Santa Rita de Casia, a quien acompañó mística y milagrosamente a ingresar al convento.

La devoción del Papa León XIV a San Nicolás de Tolentino no sólo revela sus raíces agustinas, sino también el alma de un pastor que, como el santo del siglo XIII, consuela, ora y camina humildemente junto a su pueblo.

Con información de Aciprensa y Corazones.org

Deje su Comentario

Noticias Relacionadas