viernes, 22 de noviembre de 2024
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En EE.UU., crece el Ordinariato de San Pedro, de los anglo-católicos

El crecimiento de esta jurisdicción es notable. Buena parte de los integrantes de esta comunidad son jóvenes.

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Catedral de Nuestra Señora de Walsingham, en Houston

Redacción (05/08/2024 11:26, Gaudium Press) Registra Peter Pinedo en Aciprensa el significativo crecimiento del Ordinariato Personal de la Cátedra de San Pedro, la jurisdicción para los antiguos anglicanos en los EE.UU. y Canadá, que regresaron a la Iglesia tras la publicación de la Constitución Apostólica Anglicanorum Coetibus, de Benedicto XVI.

El Ordinariato de San Pedro tiene su Catedral em Houston, una majestuosa iglesia en estilo neo-gótico “que no desentonaría en la Inglaterra del S. XIV”.

En plena comunión con la Iglesia Católica, la práctica litúrgica del Ordinariato está profundamente impregnada de antiguas tradiciones anglicano-inglesas. Pero quizá el aspecto más interesante del ordinariato sea que, a pesar de la rápida secularización de la cultura estadounidense, muchas de sus parroquias conocidas por sus liturgias reverentes y su respeto por la tradición, están floreciendo.

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Según varios sacerdotes del ordinariato, el crecimiento de la diócesis se debe principalmente a los jóvenes, sobre todo a las familias jóvenes.

Junto al Ordinariato de San Pedro, se encuentra el Ordinariato de Nuestra Señora de Walsingham en el Reino Unido y el Ordinariato de Nuestra Señora de la Cruz del Sur en Oceanía. Todos ellos han ofrecido a ex anglicanos, episcopalianos y metodistas una vía para entrar en comunión con la Iglesia Católica conservando gran parte de su patrimonio inglés.

Poco más de 10 años después de su fundación, el Ordinariato de la Cátedra de San Pedro cuenta ya con 11.255 fieles, 81 sacerdotes, 7 seminaristas y 36 parroquias y comunidades en 15 estados y tres provincias canadienses.

Actualmente hay 14 comunidades en formación y varias parroquias nuevas se establecieron el año pasado. La iglesia católica de la Presentación del Señor, en Montgomery (Texas), es una de esas comunidades que, tras comenzar con 90 miembros en 2019, cuenta ahora con más de 600 fieles que asisten a Misa todos los domingos.

Un complemento a la labor universal de la Iglesia, con sabor británico

El espíritu del Ordinariato no es de competición sino complementario, según lo afirma el P. Charles Hough, rector de Nuestra Señora de Walsingham en Houston: “No se trata de una competición ni mucho menos; en realidad es complementario a la misión de la Iglesia”, explicó. “A la vez que nos enriquecemos, también nos enriquecen esos católicos tan fieles que nos rodean”, afirma el sacerdote, quien es él mismo un antiguo ministro episcopaliano que se convirtió a la Iglesia en el 2011.

Al poder conservar muchas de las tradiciones de la Iglesia de Inglaterra, continuó el P. Hough, el ordinariato devuelve a la Iglesia más de 500 años de práctica litúrgica, incluida la liturgia sagrada, la música y el arte.

Entre sus particularidades están que, por ejemplo, el sacerdote está de cara al altar durante la mayor parte de la liturgia y las oraciones se dicen en una forma más antigua de inglés —llamada “el inglés del rey”— que, según el P. Hough, ayuda a elevar aún más la Misa como un espacio sagrado apartado de la vida ordinaria y cotidiana.

Los niños del ordinariato reciben el sacramento de la Confirmación a una edad más temprana que en la mayoría de las diócesis, a menudo al mismo tiempo que reciben la Sagrada Comunión en la edad de la razón. Los miembros del ordinariato también participan en varias tradiciones singulares, como la observancia de días de ayuno extra, llamados “días de la brasa”, y la tradición inglesa del canto coral de vísperas.

Pero, ¿por qué su poder de atracción sobre los jóvenes?

El P. Albert Scharbach, párroco de Mount Calvary, una histórica parroquia episcopaliana de Baltimore que se unió al ordinariato en 2012 y ha estado creciendo desde la pandemia, dijo a CNA que las familias jóvenes son el corazón de este crecimiento.

Según el P. Scharbach, la media de edad en su parroquia es de 12 años. Cuando habla con estas familias, el sacerdote indica que ha notado una respuesta consistente sobre por qué siguen volviendo a la parroquia. “Las familias necesitan alimentarse espiritualmente, esa es la prioridad”, manifestó. “Por eso, nuestro objetivo principal aquí es sacar adelante las raíces de la fe con novedad y vitalidad. Eso es lo que buscan las familias. Tiene que estar viva; tiene que ser fresca, pero tiene que tener raíces”, precisó.

Christopher Pagel, diácono y pronto sacerdote, que fue criado como episcopaliano y que se convirtió al catolicismo en la década de 1990, ha visto crecer el ordinariato en el sur de California: “La misión principal del ordinariato es la evangelización”, explicó. “Es compartir con personas, que pueden haber crecido separadas de la Iglesia Católica, la plenitud de los sacramentos, diciéndoles: ‘Vengan a echar un vistazo’”.

“La historia de cada uno sobre cómo encontró la verdad de la fe es muy diferente”, prosiguió Pagel. “Sin embargo, existe este hilo conductor en el que luego estamos y estamos en nuestras parroquias y todos estamos comprometidos con esa evangelización y ese crecimiento”, agregó.

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Las familias, como la de los Stuckey que van a la Catedral de Nuestra Señora de Walsingham en Houston, apuntan a la facilidad de acceso a sacramentos, especialmente la confesión:

“Lo primero que realmente nos hizo enamorarnos de Walsingham fue la confesión regular a la que era fácil llegar”, explicó. “Todos los sábados, todos los domingos y varias veces a lo largo de la semana”, destacó Luke Stuckey, joven padre de cinco hijos.

“En más de cinco años de asistencia a otra parroquia de la ciudad, nunca pude confesarme con un sacerdote de mi parroquia de origen porque el horario era muy apretado, incluso durante la Cuaresma”, compartió. “Creo que la prioridad en Walsingham se centra en las necesidades del rebaño”.

En fin, el crecimiento es notable, la comunidad manifiesta su alegría. Algo que revela la acción de la gracia de Dios.

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