lunes, 25 de noviembre de 2024
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En el Ángelus, el Papa comentó la parábola del trigo y la cizaña

En esa parábola, Jesús da a conocer la paciencia de Dios..

Papa 2

Redacción (20/07/2020 16:38, Gaudium Press) En el Ángelus rezado ayer en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco comentó la parábola del trigo y la cizaña, en el evangelio de San Mateo (13, 24-43).

En esa parábola, Jesús da a conocer la paciencia de Dios.

Los siervos quieren ya arrancar la mala yerba, el patrón no.

“Jesús cuenta que, en el campo en el que se ha sembrado la semilla buena brota también la cizaña, un término que resume todas las malas hierbas, que infestan el terreno”, expresa Francisco. Y mientras que los siervos quieren arrancar ya la mala yerba, no así el patrón, que advierte que también puede ser arrancado el trigo.

Es parábola, explicó el Papa, es una visión de la historia.

“El amo – subraya el Pontífice – actúa abiertamente, a la luz del sol, y su propósito es una buena cosecha; el otro, [el diablo] sin embargo, aprovecha la oscuridad de la noche y obra por envidia, por hostilidad, para arruinar todo”.

El diablo siembra el mal

“Muchas veces, hemos oído que una familia que estaba en paz, luego comenzó las guerras, la envidia… un barrio que estaba en paz, luego comenzaron las cosas malas… Y estamos acostumbrados a decir: Eh, alguien vino allí para sembrar la lucha… Siempre está sembrando el mal que destruye”, explicó el Papa.

Hay que rechazar el mal, pero hay que buscar salvar a los malos indicó el Pontífice.

El mal, por supuesto, debe ser rechazado, pero los malvados son personas con las que hay que tener paciencia. No se trata de esa tolerancia hipócrita que esconde ambigüedad, sino de la justicia mitigada por la misericordia”. Jesús ha venido a buscar a los pecadores más que a los justos, y nosotros, sus discípulos debemos buscar también la salvación de los malos.

Dijo también Francisco que la parábola mostraba dos visiones, la de los siervos y la del amo:

Los criados se preocupan por un campo sin malezas, el amo por el buen trigo. El Señor nos invita a asumir su misma mirada, la que mira al buen grano, que sabe custodiarlo también en las malas hierbas”. Es preciso ver como el bien va creciendo, va madurando, y hay que colaborar en la maduración de este bien, hasta el momento de la cosecha, cuando Dios premia a los buenos y castiga a los malos.

Con informaicón de Vatican News.

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