La noche del 30 de julio fue atacada una parroquia en Granville. Los ladrones se llevaron lo que había sido recogido en colectas, misas, bautizos y bodas.
Puerto de Granville – Foto: Wikipedia
Redacción (01/08/2025 10:01, Gaudium Press) La noche del 30 al 31 de julio de 2025, la parroquia Sainte-Marie-de-la-Baie, ubicada en Granville, Francia, fue blanco de un robo premeditado que dejó consternada a la comunidad católica local. La casa parroquial, situada en la calle Saint-Nicolas, fue violentamente irrumpida por desconocidos que sustrajeron aproximadamente €6.000 en efectivo y cheques, provenientes de colectas realizadas durante misas, bautizos y bodas.
El padre Régis Rolet, párroco de la iglesia, descubrió el crimen a primera hora del jueves. “La puerta estaba entreabierta. Adentro, el despacho había sido forzado, igual que el armario metálico y el cofre. Todo había desaparecido”, relató con pesar. Tras el hallazgo, la policía acudió rápidamente para iniciar las investigaciones y tomar huellas dactilares.
Más allá del impacto económico —una suma vital para el sostenimiento de la parroquia durante el verano, época de mayor donación— lo que más ha dolido entre los fieles es el simbolismo del acto: el ataque a un espacio de fe y generosidad. “Muchas familias humildes contribuyen con lo que pueden. Vivimos exclusivamente de estas donaciones, y perderlas compromete nuestra misión”, señaló el padre Rolet.
El caso ha reabierto el debate sobre la creciente vulnerabilidad de las iglesias en Francia. Según el portal Tribune Chrétienne, este tipo de delitos no solo afectan a las finanzas eclesiásticas, sino que representan un golpe directo a la caridad y al compromiso silencioso de los creyentes. “¿Quién se preocupa realmente por el futuro de las parroquias de barrio, que dependen de recursos tan frágiles?”, cuestiona el sitio especializado.
Mientras se espera que las autoridades identifiquen a los responsables, la parroquia trabaja en reorganizar sus actividades y reforzar la seguridad del recinto. Sin embargo, el caso deja entrever una crisis más profunda: la pérdida de conciencia sobre lo sagrado y el bien común en la sociedad actual.
Este ataque se suma a una serie de incidentes similares registrados en otras regiones del país, poniendo en evidencia la desprotección de los lugares de culto. La situación ha llevado a líderes religiosos a solicitar apoyo estatal y comunitario para garantizar que estos espacios puedan continuar su labor espiritual y social.
A pesar del dolor, la comunidad de Sainte-Marie-de-la-Baie permanece unida. “Seguiremos adelante con esperanza renovada. Lo que ha sido robado es dinero, pero lo que no pueden quitarnos es nuestra fe”, concluye el párroco.
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