Las declaraciones son del obispo de Cremona, ante las nuevas normativas del ministerio de salud italiano sobre aborto químico.
Redacción (18/08/2020 09:24, Gaudium Press) Ante las nuevas directrices del ministerio de salud italiano, que permiten el aborto químico hasta la 9na. semana de gestación, eminentes prelados han levantado su voz para manifestar su rechazo. Básicamente las nuevas guías sobre aborto permiten el uso de la píldora Ru 486 hasta la novena semana de embarazo, sin hospitalización que pueda atender a la mujer en caso de complicación de su salud. La anterior normatividad permitía el aborto químico hasta la 7ma. semana de amenorrea, y con hospitalización obligatoria de 3 días.
Una de esas voces es la del obispo de Reggio Emilia, Mons. Massimo Camisasca, quien ha expresado su “tristeza y mi total contrariedad”.
La verdadera razón de las nuevas normas son económicas, dice el obispo de Reggio Emilia
“En lugar de optar por la vía de la ayuda a la maternidad, en una situación de decadencia demográfica que está poniendo un grave riesgo para el futuro de nuestro país, el verdadero origen de esta decisión se oculta hipócritamente: menos peso para los hospitales, incluso a costa de las graves consecuencias que el Consejo Superior de Salud en sus Directrices de 2010 había reconocido como riesgosas para la salud de la mujer”, expresa Mons. Camisasca. Italia es uno de los países con más bajas tasas de natalidad en el mundo, muy por debajo del índice de renovación poblacional.
Es decir, ya un órgano estatal italiano había expresado sus objeciones contra el aborto químico; pero como la píldora del día después es mucho más económica para el sistema de salud del país, se promueve.
Afirma también el obispo de Reggio Emilia que “la despenalización del aborto ha llevado a una cultura de la muerte en la que la decisión de la mujer de interrumpir el embarazo se trivializa cada vez más y se presenta a la opinión pública como cualquier otra intervención farmacológica. En un tiempo no se hablará más del aborto porque será ‘invisible’, no sin graves consecuencias para la madre y para la sociedad”. Se podrá banalizar, trivializar el aborto, hacerlo ver como algo de una simple pastilla, pero las terribles consecuencias serán siendo las mismas, y mayores en la medida en que aumente el problema.
Concluye Mons. Camisasca, que “las mujeres se quedan cada vez más solas ante la dramática decisión de renunciar o no a su niño. A la luz de la nueva normativa, se la deja sola incluso en las horas extremadamente pesadas en las que los medicamentos que toman deben actuar para detener la gestación y provocar la expulsión. La mujer estará sola, en casa con su propio dolor y las posibles consecuencias negativas para su salud”.
La anterior normativa obligaba a una hospitalización de 3 días cuando se realizaba el aborto químico. Las nuevas guías hacen del aborto químico un proceso ambulatorio, lo que representa grave riesgo de la salud para las mujeres, pues “el aborto farmacológico es intrínsecamente incierto, así como más doloroso y peligroso que el aborto quirúrgico. Desde el momento en que la mujer toma la primera de las dos píldoras provistas, la RU486 real, no sabe si, cuándo y bajo qué condiciones tendrá un aborto. Es decir, no sabe si, cuándo y cómo comenzará el sangrado que marca el fin de la gravidez, y no puede saber de antemano cuales serán los efectos colaterales”, según afirma Assuntina Morresi, profesora asociada de química física y miembro del Comité Nacional de Bioética.
Habla el obispo de Cremona
En declaraciones hechas el día de la Asunción de la Virgen, Mons. Antonio Napolioni, obispo de Cremona, manifestó la contradicción entre la fiesta que se celebraba ese día, la cual manifiesta la “belleza y la fecundidad”, con la propagación de la píldora abortiva Ru 486, que “difundimos como un caramelo” aunque ofrezca la “posibilidad de quitar la vida”.
En esta sociedad, en la que parece no haber más “deseo de ser padre o madre”, “¿difundimos como caramelo la posibilidad de quitar la vida, aunque fuese una vida que floreció mal? Al menos pensemos en ello, al menos hablemos, al menos recemos, ¡al menos pidamos ayuda!”, dijo Mons. Napolioni.
Con información de Vocecontrocorrente.ir y la Diocesis de Cremona
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