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La integraron Católicos palestinos que pedían a Nuestra Señora de Palestina interceder por la paz en Gaza.
Foto: Rafi Ghattas
Redacción (, Gaudium Press) Cerca de la Iglesia del Santo Sepulcro, en la Ciudad Vieja de Jerusalén, donde Jesús fue crucificado, sepultado y resucitó de entre los muertos, y donde María fue testigo del sacrificio de su Hijo, los católicos palestinos se reunieron el viernes 31 de mayo para pedirle a Nuestra Señora de Palestina para interceder por la paz.
Antes de la procesión, una misa solemne fue presidida por el padre Amjad Sabbara, párroco de la Iglesia Latina en Jerusalén, concelebrada por el patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa.
En declaraciones a ACI Mena, socio de noticias en lengua árabe de CNA, el Cardenal Pizzaballa por su parte comentó: “No se puede hablar de familia sin la madre, ni se puede hablar de Iglesia sin María. María es nuestra madre; una madre que siente el dolor de sus hijos. Hoy María siente el sufrimiento de su pueblo, los mira con compasión y ruega fervientemente por nosotros a nuestro Padre celestial”.
La procesión comenzó en la Iglesia de San Salvador y a ella asistieron cientos de cristianos junto con varios obispos, monjes franciscanos, sacerdotes y monjas. Luego se detuvo en tres lugares: el Colegio de los Hermanos, la Iglesia del Patriarcado Latino en Jerusalén y, finalmente, en la Custodia de Tierra Santa, sede de los monjes franciscanos.
La procesión pasó por la Puerta Nueva y la Puerta de Jaffa, dos de las puertas más famosas de Jerusalén, y por el corazón del Barrio Cristiano, donde cientos de residentes dieron la bienvenida a la imagen de la Virgen María rociando flores y recibiendo bendiciones.
Un aspecto tradicional de este evento es la participación de estudiantes de secundaria de la escuela para niñas San José, de Jerusalén, que portaron la estatua de la Virgen María, vestidas con túnicas marianas, con la ayuda de los Scouts árabes católicos.
La procesión concluyó con oraciones por la paz en Gaza mientras los creyentes imploraban la intercesión de Nuestra Señora de Palestina, finalizando sus oraciones en el corazón de Jerusalén con himnos y alabanzas.
Con información de CNA.
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