sábado, 23 de noviembre de 2024
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En la audiencia general, Francisco exaltó la figura del Beato José Gregorio Hernández

El Pontífice habló de la necesidad de comprometerse en las “grandes cuestiones sociales, económicas y políticas de hoy”.

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Foto: Screenshot YouTube Vatican media

Redacción (13/09/2023 15:08, Gaudium Press) En la secuencia de sus catequesis sobre el celo apostólico, el Papa en la audiencia general habló de la necesidad de comprometerse en las “grandes cuestiones sociales, económicas y políticas de hoy”.

El cristiano es alguien llamado a “ensuciarse las manos”, primero a rezar, pero también a “promover el bien, a construir la paz y la justicia en la verdad”, sin perder el tiempo en habladurías, que son “una plaga”.

Como ejemplo de alguien que se entrega a estas labores, puso el Pontífice al beato José Gregorio Hernández, el “médico de los pobres” venezolano, quien expresó su celo apostólico en el trabajo incesante por los enfermos pobres, una labor que desarrolló hasta su muerte, cuando fue atropellado mientras llevaba medicinas.

Tratando de que el beato José Gregorio bebió la fe desde la leche materna, dijo Francisco que “son las madres las que transmiten la fe. La fe se transmite ‘en dialecto’, es decir, con el lenguaje de las madres, ese dialecto que las madres saben hablar con sus hijos. Y vosotras, las madres, os preocupáis de transmitir la fe en ese dialecto materno”.

El Pontífice destacó que la Fe fue la “Estrella Polar” que orientó la existencia del Beato. “Persona buena y solar, de carácter alegre”, dotado de “una marcada inteligencia”, profesor universitario y científico, fue ante todo “un médico cercano a los más débiles, hasta el punto de ser conocido en su patria como ‘el médico de los pobres’”. “A la riqueza del dinero prefirió la del Evangelio, gastando su vida para ayudar a los necesitados”, resaltó el Pontífice.

Quiso ser religioso o sacerdote, pero problemas de salud se lo impidieron. Sin embargo, “la fragilidad física no le llevó, sin embargo, a encerrarse en sí mismo, sino a convertirse en un médico aún más sensible a las necesidades de los demás”, resaltó el Papa Francisco. El celo apostólico es precisamente esto: no seguir “las propias aspiraciones”, sino estar disponible “a los designios de Dios”, que en el caso del médico José Gregorio lo llevó a “aceptar la medicina como un sacerdocio: el sacerdocio del dolor humano”, siempre confiando en la asistencia de “la gracia de Dios”.

Primero “se sintió necesitado de la gracia”. Escribió: “Si hay buenos y malos en el mundo, los malos están ahí porque ellos mismos se han hecho malos: pero los buenos son tales con la ayuda de Dios”, ayuda que se implora en la oración, en “la intimidad con Dios”.

En cierto momento, “se sintió llamado a ofrecer su vida por la paz”, en tiempos de la Primera Guerra Mundial. Un día que un amigo le visitó, el 29 de junio de 1919, le encontró muy contento: “el beato José Gregorio se había enterado de que se había firmado el tratado para poner fin a la guerra. Su oferta ha sido aceptada, y es como si presintiera que su tarea en la tierra ha terminado”.

Con información de Vatican News

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