viernes, 22 de noviembre de 2024
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En Lomas de Zamora, Argentina, policía interrumpió misa de primera comunión

Uno de los policías que intervinieron dijo que el presidente argentino había prohibido la celebración de sacramentos.

Padre Tito Lomas de Zamora

Redacción (04/05/2021 10:33, Gaudium Press) Da la impresión en ciertas naciones, que la división Iglesia y Estado desaparece, y que aprovechando estos tiempos de pandemia los funcionarios públicos se consideran con el derecho de regular hasta el detalle la recepción de sacramentos.

En Argentina, por ejemplo, en la Diócesis de Lomas de Zamora, las misas por estos días no pueden durar más de 30 minutos ni congregar más de 20 personas, aunque ellas estén separadas por distancias astronómicas.

Pero ocurrió que el P. Tito Robles, en medio del caos informativo que hoy nos cobija y los regulamientos hiper-cambiantes, había entendido que las últimas medidas sanitarias anti-pandemia permitirían un aforo del 30 por ciento de la capacidad del templo, y como el espacio al aire libre permitía misas con 400 personas, el 30 por ciento son 120 personas, y no estaría infringiendo las normas reuniendo a 100 personas. Al aire libre. Pero la misa fue interrumpida por la Policía.

Esto ocurrió el 1 de mayo pasado, cuando el sacerdote celebró una primera comunión.

El presidente habría ordenado no más sacramentos, dijo policía

Pero sucedió también un hecho que puede ser sintomático – por ejemplo para quien piensa en la abrupta cancelación de la ceremonia de Viernes Santo en la parroquia de los polacos en Londres:

Resulta que uno de los policías que interrumpió la primera comunión en Lomas de Zamora dijo que el presidente argentino había prohibido bautismos, matrimonios y otros sacramentos, lo cual fue rápidamente contestado por el sacerdote, quien además había expresado a los policías que la ceremonia estaba a punto de concluir.

Parece, según informa una agencia de prensa, que la orden gubernamental de máximo 20 personas y tiempo límite de 30 minutos había sido acompañada por el obispo, y dada a conocer al presbítero. Pero es claro, esto es un caos de va y viene, y son muchos los que denotan un ánimo anticristiano en muchas de las disposiciones anti-covid y en varios de los funcionarios estatales, que públicamente han manifestado su inclinación contraria a la Iglesia.

Al tiempo que el Estado tiene el derecho y hasta la obligación, de limitar en tiempos de calamidad ciertos derechos, no puede olvidar que los derechos, como el de practicar la fe, son fundamentales y anteriores al Estado, y que debe velar por su respeto. So pena de suscitar la legítima reacción de los ciudadanos.

Con información de Crux

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