Francisco sigue tratando el tema de la ancianidad en la audiencia general. Recordó que la ancianidad es el tiempo de la sabiduría, que avisa contra la corrupción.
Redacción (16/03/2022 09:36, Gaudium Press) Hay que valorar los dones que vienen con los años. “La vejez está en condiciones de captar el engaño de esta normalización de una vida obsesionada por el disfrute y vacía de interioridad: vida sin pensamiento, sin sacrificio, sin interioridad, sin belleza, sin verdad, sin justicia, sin amor”, dijo hoy el Papa en la audiencia general, en la que continuó su ciclo de enseñanzas sobre la ancianidad.
El Papa comentó el capítulo 6 del Génesis, que trata de Noé anciano, escogido para salvar al hombre de la corrupción y el diluvio. El Papa recordó la expresión de la Escritura, de que Dios se había ‘arrepentido’ de haber creado al hombre (vv. 6-7).
Puede ocurrir que en momentos de agobio, podamos pensar que sería mejor no haber nacido.
“De hecho, estamos bajo presión, expuestos a tensiones opuestas que nos confunden. Por un lado, tenemos el optimismo de una juventud eterna, encendido por los progresos extraordinarios de la técnica, que pinta un futuro lleno de máquinas más eficientes y más inteligentes que nosotros, que curarán nuestros males y pensarán por nosotros las mejores soluciones para no morir. Por otro lado, nuestra fantasía parece cada vez más concentrada en la representación de una catástrofe final que nos extinguirá. El ‘día después’ – si aún habrá días y seres humanos – se deberá empezar de cero”.
En una situación de angustia de la humanidad, Dios encomienda el trabajo a la fidelidad del más anciano de todos, el justo Noé.
Cuando se pierde el sentido de la corrupción
El Papa afirmó que justamente cuando los hombres se dedican a disfrutar de la vida y pierden el sentido de la corrupción, viven sin preocupación en medio de la corrupción, es la vejez la que está en condiciones de captar el engaño de una vida obsesionada por el disfrute y vacía de interioridad: vida sin pensamiento, sin sacrificio, sin interioridad, sin belleza, sin verdad, sin justicia, sin amor. En la ancianidad hay una sensibilidad especial por los pensamientos y afectos que nos hacen más humanos, y eso son lecciones necesarias para las nuevas generaciones.
Noé, dijo Francisco, no hace predicaciones, no recrimina, cuida del futuro de la generación que está en peligro. Construye el arca de la acogida y hace entrar hombres y animales. Cuidando la vida, repite el gesto tierno y generoso de Dios en la creación, que en realidad es el pensamiento mismo que inspira el mandamiento de Dios: una bendición, una nueva creación.
El Papa convocó a las personas de edad, que tienen la posibilidad de sabiduría, a decir a los demás: “Mira, este camino de corrupción no lleva a ninguna parte”.
“El mundo necesita jóvenes fuertes, que avancen, y ancianos sabios”, concluyó el Pontífice, pidiendo “la gracia de la sabiduría”.
Con información de Vatican News
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