“Necesitamos alimentar nuestra fe y nuestra esperanza”, dijo el interno que lanzó la iniciativa, Jânio Santana Pereira.
Redacción (06/03/2024, Gaudium Press) Tod partió de la iniciativa de uno de los internos, Jânio Santana Pereira Martins, quien está detenido hace tres meses en la Penitenciaría Vereda Grande, en el Estado de Piauí, Brasil. Él manifestó el deseo de rezar el Rosario con los demás detenidos y pidió tener acceso al manual oficial del Rosario de Hombres Madre Reina.
“Por acción del Espíritu Santo, tomé esa decisión y, conversando con una de las agentes penales, y con la gracia de Dios, conseguimos traer un equipo del Rosario de Hombres. Uno conoce el poder de la oración y necesitamos alimentar nuestra fe y nuestra esperanza”, dijo Jânio.
Iba a ser solo un día, pero la oración tomó fuerza
En vez de enviar solo el manual, un equipo diocesano del Rosario de Hombres decidió ir hasta la penitenciaría a llevar las orientaciones sobre cómo rezar el Rosario. Lo que debería ser solamente un día de formación, se convirtió en rutina. Desde entonces, todos los jueves el grupo se reúne en una de las salas de la unidad carcelaria, en lo que colabora la dirección del presidio.
Esperanza y proyectos para el futuro
Jânio explica que el presidio es un lugar donde las personas abandonan la esperanza, pero, con la oración del Rosario, muchos se reanimaron en la fe. Algunos, inclusive, ya planean formar grupos del Rosario en sus ciudades, cuando dejen la cárcel.
El director de la unidad, Edilson Porto Mousinho, dijo que los propios detenidos piden el derecho de participar en los encuentros y que la experiencia ha generado muchos frutos en la vida de los internos.
“Ellos tienen cambios positivos de comportamiento y perspectivas de vida, con nuevas esperanzas para el futuro, para cuando dejen el presidio”, dijo el director.
Ante el interés por la religión manifestado en los prisioneros, João Francisco da Cunha Silva, coordinador regional del Rosario de Hombres en el Estado de Piauí, explica que se decidió “crear el grupo para profundizar más sobre la formación. Y la respuesta ha sido fantástica. Aquí teníamos hombres que ni siquiera sabían hacer la señal de la cruz, ni rezar cualquier oración simple, y hoy se emocionan en cada encuentro con el Rosario y el manual en las manos”, finalizó João Francisco.
Con informaciones de Vatican News.
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