Entre los dogmas de fe proclamados por la Santa Iglesia está el de la Infalibilidad Pontificia, que no implica que un Papa no esté sujeto a cometer errores.
Redacción (11/09/2022 07:51, Gaudium Press) “Yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del reino de los cielos: todo lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos” (Mt 16, 18-19). ¡Cuánta seguridad gozan los hijos de la Santa Iglesia Católica al poder ser sostenidos por tal promesa! En efecto, el Divino Espíritu Santo siempre la asiste y la vivifica, haciendo imposible que caiga en el error o en la herejía.
En este sentido, volvamos la mirada al pasado y veamos un poco en qué circunstancias el Divino Redentor funda esta promesa.
El secreto de la infalibilidad del Papa
El Magisterio está establecido en las Sagradas Escrituras y en la Tradición. También lo que respecta a la infalibilidad de los sucesores de Pedro.
El Evangelio de Mateo narra (Mt 16,13-17): “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?”. Pronto los Apóstoles respondieron: “Algunos dicen que es Juan el Bautista; otros Elías; otros Jeremías o uno de los profetas.” Desde toda la eternidad Dios había previsto ese momento y sabía las respuestas que le darían. Pero Jesús no solo quería escuchar esas palabras, estaba sediento de la profesión de fe que brotaría, como agua cristalina, de la Roca sobre la cual edificaría su Iglesia.
“Y tú, ¿quién dices que soy yo?”. Simón Pedro respondió: “¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo! Entonces Jesús le dijo: ‘Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos’”. Aquí está el secreto, aquí está la promesa: un Papa sólo es coherente y veraz en su enseñanza cuando las palabras que dice son reveladas por el Padre, y no cuando habla basado en lo que “la carne ha revelado”.
¿Satanás habló por boca de Pedro?
Habiendo recibido las Llaves del Reino de los Cielos y de la Tierra, Pedro pronto comenzó a actuar y a hablar según su propio criterio. Así sigue el Evangelio:
“Desde entonces Jesús comenzó a decir a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y sufrir mucho por parte de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; sería muerto y resucitaría al tercer día. Pedro, entonces, comenzó a interrogarlo y protestar en estos términos: ‘¡Dios no permita esto, Señor! ¡No os pasará a Vos!’” (Mt 16,21-22).
Por eso, hablar por uno mismo, apoyado en premisas humanas y ajeno a la sólida enseñanza del Divino Maestro, lleva a pensar mal: “¡Vuestros pensamientos no son de Dios, sino de los hombres!”.
De este modo, si un pastor del rebaño de Cristo deja que su mente se ocupe de criterios y pensamientos humanos, aunque sea sucesor de Pedro, cuando piensa como hombre, acabará hablando como satanás…
El dogma de la infalibilidad
Por otro lado, la Iglesia ha aclarado cuándo, cómo, dónde y en qué circunstancias podemos estar seguros de que un Papa está pronunciando una verdad indiscutible:
“El Romano Pontífice, cuando habla Ex Cathedra, es decir, cuando, en el desempeño del oficio de pastor y doctor de todos los cristianos, define con su suprema autoridad apostólica que cierta doctrina sobre la fe y la moral debe ser defendida por el toda la Iglesia, en virtud de la asistencia divina que le fue prometida en la persona del bienaventurado Pedro, goza de aquella infalibilidad con que el Redentor quiso dotar a su Iglesia cuando debe definir alguna doctrina sobre la fe y la moral; (…) por tanto, tales declaraciones del Romano Pontífice son, por sí mismas, y no sólo en virtud del consentimiento de la Iglesia, irreformables. Sin embargo, si alguien, que Dios no lo quiera, se atreve a contradecir esta definición nuestra, sea anatema” [1].
Por Jean Pedro Galdiño
[1] Pío IX. Constitución Dogmática “Pastor Aeternus”: El Magisterio Infalible del Romano Pontífice. En: DENZINGER, Heinrich; HÜNERMANN, Peter (ed.). Compêndio dos símbolos, definições e declarações de fé e moral. São Paulo: Paulinas; Loiola, 2007. [Traducción propia]
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