jueves, 07 de noviembre de 2024
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Escándalos en el clero ortodoxo rumano

Un sacerdote ‘estrella’ condenado por abusos. Numerosas denuncias de corrupción.

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Foto: Jp Valery en Unplash

Redacción (09/01/2024 11:10, Gaudium Press)  Si por acá llueve por allá no escampa… Settimana News reporta el caso del sacerdote de la Iglesia ortodoxa Visarion Alexa, rumano, uno de los más estimados en su país, con 43 años y tres hijos, que ha sido condenado por abuso sexual sobre una de sus fieles.

Muy presente en el ámbito mediático, a Visarion Alexa a veces se le encomendaba presentar vía medios de comunicación la posición de su Iglesia sobre diversos temas, como por ejemplo Covid.

Tras la denuncia, la primera reacción fue de shock e incredulidad en muchos. Pero en el entretiempo, se manifestó otra víctima, y cinco más reportaron agresiones análogas.

Sin embargo, el problema no es solo de abusos sexuales, sino marcadamente en el clero ortodoxo rumano lo que en el lenguaje civil se llama corrupción, y en el eclesiástico se conoce como simonía.

El sacerdote Petrica Leascu, condenado hace dos años por corrupción, decidió hacer públicas las formas en que se corrompe a los eclesiásticos.

La generosa financiación estatal para la Iglesia es gestionada esencialmente por la Secretaría de Estado de Culto, actualmente dirigida por Ciprian Olinici, asesor del Patriarca Daniel. Esos dineros no tienen más controles que los eclesiásticos.

Petrica Leascu, aún sacerdote, se reunió con el obispo Teodosio de Tomis, miembro del Santo Sínodo, con una cámara de vídeo oculta, para proponerle un préstamo de 160.000 euros a través de la Secretaría de Estado con un ‘sobrecosto’ del 20%. El obispo accede y lo envía a una curial para determinar las formas.

La corrupción eclesiástica tiene nexos también con la política.

Leascu propone al partido socialdemócrata y luego al partido nacional-popular de las provincias de Neamt y Vrancea una intervención en los edificios religiosos. Ambos partidos permiten que el tema llegue a la atención de la Secretaría a cambio de una generosa donación.

Después de la condena, el sacerdote Leascu siguió activo como sacerdote pero no recibía estipendio, sustento económico. Pide entonces a su superior eclesiástico, el Arcipreste, que lo apoye en su demanda de obtenerlo. Efectivamente es ayudado, pero con la contraprestación de 20.000 euros para el Obispo y 5.000 para el Arcipreste.

El periódico Recorder recoge otros casos.

Para reparar el tejado (40.000 euros), un párroco debe pagar 8.000 a un líder político local para que medie por sus intereses en la Secretaría.

No todos los sacerdotes reciben estipendio, y las parroquias con estipendio requieren del eclesiástico interesado que tenga un título en teología o enseñanza, pero es sabido que no pasan los concursos quienes no ofrezcan significativos donativos a las autoridades religiosas y académicas pertinentes.

Esta situación ha motivado que la Cancillería del Sínodo de los Obispos recuerde sus censuras canónicas a los eclesiásticos que incurran en ese tipo de corrupción, algo que ocurrió en diciembre pasado. También la Dirección Nacional Anti-Corrupción ha abierto una investigación.

La Iglesia ortodoxa en Rumania representa el 80 por ciento de sus 20 millones de habitantes.

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