Dios es uno, pero en Él hay Tres Personas divinas, distintas y de igual majestad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Redacción (21/05/2021 08:05, Gaudium Press) ¿Quién es el Espíritu Santo? El profesor Felipe Aquino responde a esta pregunta en el artículo que ahora transcribimos con vistas a la fiesta que la Iglesia ha instituido y que se celebrará el próximo domingo 23 de mayo.
No fue la Iglesia quien inventó esto, fue el mismo Jesús quien nos lo reveló
“Y porque sois hijos, Dios envió a nuestro corazón el Espíritu de su Hijo que clama: Abbá, Padre” (Gal 4, 6)
Dios es uno, pero en Él hay Tres Personas divinas, distintas y de igual majestad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. No fue la Iglesia quien inventó esto, fue el mismo Jesús quien nos lo reveló. Habló de él como Dios, habló del Padre y del Espíritu Santo. Nunca una inteligencia humana pudo entender quién es Dios en esencia.
Jesús cumplió su misión como Salvador, regresó al seno de la Trinidad y envió al Espíritu Santo para guiar a la Iglesia y santificar a los fieles. San Pablo dijo: “Y, porque sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: Abbá, Padre» (Gal 4, 6).
Nuestro Señor Jesucristo y el Espíritu Santo tienen una misión inseparable
La misión de Jesús y del Espíritu Santo son inseparables; Jesús actuó por el Espíritu Santo; fue concebido en el seno de la Virgen María por su obra. Por la acción del Espíritu Santo en María Santísima, el Padre dio al mundo el Emmanuel, “Dios con nosotros” (Mt 1,23).
Pasos del Espíritu Santo en la historia
Él posó sobre Jesús en el bautismo en el río Jordán, lo condujo al desierto y actuó en su poder.
Fue Él quien habló por los profetas, dice nuestro Credo.
Condujo al pueblo de Dios antes de Cristo y hoy dirige la Iglesia. El Hijo de Dios es consagrado Cristo (Mesías) por la unción del Espíritu Santo en su Encarnación.
Por su muerte y resurrección, Jesús es hecho Señor y Cristo en la gloria.
La acción de la iglesia es el lugar de nuestro conocimiento del Espíritu Santo
Desde su plenitud, derramó el Espíritu Santo sobre los apóstoles y la Iglesia. Es el Espíritu Santo que Cristo, Cabeza [de la Iglesia], vierte sobre sus miembros, con lo que edifica, anima y santifica la Iglesia.
La Iglesia es el lugar de nuestro conocimiento del Espíritu Santo, porque él es el Alma de la Iglesia.
Inspiró las Sagradas Escrituras que guían a la Iglesia. Guió la Sagrada Tradición de la Iglesia, de la que los Padres de la Iglesia son testigos siempre actuales; asiste y garantiza la infalibilidad del Magisterio de la Iglesia cuando enseña la sana doctrina de la fe.
Él conduce la Sagrada Liturgia Sacramental, a través de sus palabras y símbolos, en la que nos pone en Comunión con Cristo. Él nos guía en la oración, en la que intercede por nosotros; da a los fieles sus dones, frutos y carismas para la edificación de la Iglesia. Actúa en los ministerios de servicio de la Iglesia para fortalecerla.
Es el Espíritu Santo quien guía e impulsa a la Iglesia en la vida apostólica y misionera; en el testimonio de los santos, donde manifiesta su santidad y continúa la obra de salvación.
En fin, toda la misión de la Iglesia se lleva a cabo en el poder y la acción del Espíritu Santo que Jesús envió sobre ella el día de Pentecostés.
El Espíritu Santo lleva al cristiano a dejar el pecado, lo convierte en «soldado de Cristo»
Mediante el sacramento de la Confirmación, el Espíritu Santo fortalece al joven cristiano para que sea un valiente ‘soldado de Cristo’, sin temor y sin vergüenza de ser testigo de su fe, aunque tenga que afrontar el ‘martirio del ridículo’ de los que se burlan de Dios.
Es por el poder del Espíritu Santo que el cristiano deja sus pecados.
San Pablo dijo a los romanos: “Si vivís según la carne, moriréis; pero si por el Espíritu matas las obras de la carne, vivirás” (Rom 8,13). “Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Rom 8,9).
(Fuente: Prof. Felipe Aquino, artículo “Quién es el Espíritu Santo”)
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