Francia implementa el ‘pase sanitario’ para lugares de “cultura” – Las iglesias están exentas

Dicho pase será exigido en los “lugares de esparcimiento y de cultura” que reúnan más de 50 personas, a partir de los 12 años de edad.

L’Hôtel de Matignon, sede del Primer Ministro francés, que es jefe de gobierno

París (13/07/2021 09:58, Gaudium Press) Francia avanza un paso en la línea del control de la población, implementando el llamado pass sanitaire, o pase de salud, una prueba de covid negativa o certificado de vacunación, desde el próximo 21 de julio.

Informa Le Figaro, que dicho pase será exigido en los “lugares de esparcimiento y de cultura” que reúnan más de 50 personas, a partir de los 12 años de edad, según declaró el presidente Macron el día de ayer.

Muchos se preguntaron si entre los lugares de ‘cultura’ para cuyo ingreso se exigiría el ‘pase de salud’, estarían incluidos los lugares de culto: “Los lugares de culto beneficiarios de una protección constitucional, no se verán afectados por el pase de salud”, ha declarado la oficina del primer ministro hoy a Le Figaro.

Reacciona la Conferencia de Obispos de Francia

Al anuncio del presidente francés reaccionó por medio de comunicado la conferencia episcopal francesa, notando que “los cultos y sus prácticas no han sido citados en la lista de los lugares que necesitarán el pase de salud”.

Invitan los obispos a mantener el distanciamiento social y a tomar “su propia responsabilidad” con relación a la vacuna. Esta última afirmación ha sido interpretada como que los obispos de Francia mantiene una posición neutra con relación a la vacunación, ciertamente sabiendo el buen número de ‘vacuno-escépticos’ que existen entre los católicos de su país.

Acerca de la protección constitucional a la que se refiere la oficina del Primer Ministro, Le Figaro recuerda que en noviembre del año pasado la Iglesia ganó una causa que se pleiteaba en el Consejo de Estado, contra una prohibición gubernamental de más 30 fieles en las misas católicas.

En la ocasión, el Consejo de Estado expresaba que las actividades que se realizaban en las iglesias no era “de la misma naturaleza” de las ocurridas en otros lugares como cines o teatros, y que “las libertades fundamentales que están en juego [en una iglesia] no son las mismas”. Es decir, que la libertad de culto tenía un estatus aparte y exigía una protección más exigente que las otras libertades de expresión.