Algunos centros caritativos de las religiosas ya habían comenzado a racionar suministros.
Redacción (11/01/2022 13:19, Gaudium Press) Al final, sirvió el escándalo que se generó. El asunto ya era digno de escandalo: que la Misioneras de la Caridad, también conocidas como misioneras de la Madre Teresa de Calcuta, no pudieran ejercer sus muchas labores de servicio al prójimo en la India, porque el gobierno dictaminó que no podían recibir ayuda extranjera, era algo que clamaba al cielo.
Pero después de la tormenta, que tuvo alcances globales, el gobierno indio – por medio de su Ministerio del Interior – terminó renovando la licencia que permite a las religiosas recibir fondos de fuentes extranjeras. La renovación ocurrió el pasado 7 de enero.
La licencia había sido revocada el pasado 25 de diciembre, por lo que se había denominado “aportes adversos”, que después se supo era la venta de un terreno en el año 2018 y la actividad criminal de un empleado civil de la orden religiosa, que había resultado implicado en compra y venta de niños.
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Con la revocación de la licencia, quedaba en suspenso la atención de más de 22.000 personas que eran socorridas por las Misioneras, personas que eran “pobres entre los pobres” de acuerdo al eslogan de Madre Teresa, y que estaban vinculados a clínicas médicas, orfanatos, hospicios, refugios y distribución de alimentos de la orden.
La red de asistencia de las Misionera de la Caridad en la India es bastante grande: alrededor de 5.200 religiosas atienden 277 casas e institutos dedicados a la asistencia social de todo tipo.
En la perspectiva que la licencia continuara revocada, las hermanas ya habían comenzado a racionar la distribución de alimentos y suministros en algunos de los centros de atención.
Con información de Infocatolica
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