El sacerdote italiano Sandro Dordi hacía apostolado en Perú desde 1980. Uno de sus acólitos, hoy sacerdote, lo recuerda.
Redacción (25/08/2021 16:12, Gaudium Press) Recuerda Úrsula Delgado en Aciprensa, el martirio del sacerdote italiano Sandro Dordi, ocurrido hace 30 años en Ancash, Perú, víctima del accionar del grupo terrorista Sendero Luminoso.
Delgado recoge el testimonio del hoy P. Giovanni Sabogal, que en ese entonces era uno de los tres acólitos del presbítero:
“Aquel 25 de agosto de 1991, acolitamos la última misa que celebró el padre Sandro a las 8 de la mañana en su parroquia Señor Crucificado de Santa. Lo vimos cabizbajo, melancólico y durante la misa se vio que derramó algunas lágrimas, porque ya había sido amenazado. Él dijo: el tercero soy yo”.
Sería el tercero, porque una semana antes habían sido asesinados dos polacos franciscanos, los padres Michal Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski.
Los tres presbíteros serían beatificados por el entonces prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, que había sido secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe cuando el Cardenal Ratzinger era prefecto. La ceremonia de beatificación ocurrió en Chimbote.
Recuerdos del P. Dordi
Cuenta el hoy P. Sabogal que el beato Dordi gustaba de la naturaleza: “Le encantaba el deporte. Creó el club La Talanta, porque decía que a través del arte, el deporte o el trabajo se puede enderezar a las personas, pues todos sabíamos que Santa era foco de Sendero Luminoso”.
“Era una persona tímida, de perfil bajo, pero de gran corazón. Visitaba a las familias y sabía las cualidades de las personas. Quién era carpintero, electricista o albañil, y cuando enrumbaban una obra él estaba ahí. Ayudó a los campesinos a construir sus regadíos y diversas obras de construcción”, continúa el P. Sabogal.
Fundó el Centro de Educación Ocupacional para mujeres, pues muchas no tenían la opción de estudiar.
El P. Sabogal, que es párroco en una parroquia que lleva el nombre de los tres beatos mártires, prometió a Dios hacerse sacerdote a los 15 años, tras conocer la vida del P. Dordi. Se dijo “quiero ser como él”, y aún lo tiene como modelo.
Afirma el P. Sabogal, que el asesinato del P. Dordi fue la gota que rebosó la copa, y que la gente comenzó a levantarse.
“Fue un hombre de Dios. Puedo dar fe de las Eucaristías que celebraba. Era como el mismo Cristo para mí. Media hora antes de rodillas ante Dios —porque no somos dignos de estar con Él— y media hora después de celebrar la Misa. Eso también nos lo inculcaba”, hace memoria el P. Sabogal
Deje su Comentario