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La Conferencia Haitiana de Religiosos (CDH) expresó su pesar por la muerte de al menos 70 personas en la localidad de Pont Sondé, en el centro del país.
Redacción (10/10/2024 14:13, Gaudium Press) Haití está actualmente en manos de bandas armadas que controlan gran parte de la capital, Puerto Príncipe, y las principales carreteras, donde los asesinatos son comunes. Además, la mayoría de las personas o niños masacrados habrían recibido disparos en la cabeza.
El jueves 3 de octubre de 2024 ocurrió una nueva masacre en Haití, perpetrada por un grupo criminal conocido como “Gran Grif”, que ha ampliado sus ataques. Según datos no oficiales, 70 personas perdieron la vida y decenas resultaron heridas. Varios vehículos y casas fueron incendiados, lo que obligó a huir a unos 6.000 residentes.
La Conferencia Haitiana de Religiosos (CDH) expresó su pesar en un comunicado del 5 de octubre.
“Ningún abuso contra personas inocentes y pacíficas quedará impune. La justicia de Dios demora, pero no falla.
“Acaba de perpetrarse en Pont Sondé un nuevo acto de barbarie que ha provocado la muerte de muchas hijas e hijos de Dios. La avalancha de bandas armadas y sus cómplices continúa devastando todo el país.
“Quizás incluso más que en ocasiones anteriores, cuando víctimas inocentes fueron perseguidas y asesinadas, además de sorpresa y repulsión, afloran en nuestros corazones muchos sentimientos de ira y de búsqueda de justicia. Como cristianos no podemos olvidar que la cruz del Señor Jesucristo es el límite impuesto por Dios a las fuerzas de la muerte.
“La memoria de quienes perdieron la vida, su salud o sus bienes durante los ataques de hombres sin fe ni ley continúa desafiándonos e indignándonos. Hay que encontrar soluciones inmediatas de forma racional. Las guerras crean situaciones de injusticia y pisotean la dignidad y los derechos de las personas.
“En este sentido, no podemos olvidar que muchos hombres y mujeres de nuestro país viven a diario en condiciones precarias, a veces con consecuencias desastrosas. ¿Quién vendrá al rescate de las escuelas que no pueden abrir sus puertas y de las familias desesperadas? Estos últimos no saben a quién recurrir para conseguir comida y enviar a sus hijos a la escuela.
“Nos preguntamos: ¿somos un pueblo condenado a vivir en la inmundicia y a convertirnos en vagabundos? Apelamos a las conciencias tanto de quienes nos gobiernan como de quienes siembran el terror”.
El documento finaliza con el pedido a “¡Nuestra Señora del Rosario que nunca deje de acompañarnos en nuestra lucha por la justicia y el bienestar del pueblo de Dios!”
Unos días después de la tragedia, el cardenal Max Leroy Mésidor, arzobispo de Puerto Príncipe, dijo que “la gente está agotada” y que su único recurso es “la ayuda del Estado”, según informa la Agencia Fides. “El país está completamente enfermo. Pero la situación en el oeste y en Artibonite, los dos departamentos más grandes, es peor”, subrayó.
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