Vivían ellos en Betania, que queda a unos cuatro kilómetros de Jerusalén.
Redacción (29/07/2020 07:22, Gaudium Press) Hoy celebramos a Santa Marta de Betania, hermana de Lázaro y María.
Vivían ellos en Betania, que queda a unos cuatro kilómetros de Jerusalén, en cercanías del Huerto de los Olivos, lugar donde el Señor se hospedaba con frecuencia. Eran los tres hermanos muy amados por Jesús: “Jesús amaba a Marta y a su hermana María y Lázaro” (Jn 11, 5).
María había escogido la mejor parte
Es conocido el pasaje evangélico, en el que Marta le pide al Señor que le diga a María que la ayude en los trabajos domésticos, obteniendo la dulce respuesta del Salvador de que María había escogido la mejor parte:
“Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: ‘Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude’.” (Lc 10, 38-40)
Es una confirmación de lo dicho repetidamente por Jesucristo, de que primero hay que buscar el Reino de Dios, lo sobrenatural, al propio Jesús, que lo demás será dado por añadidura: “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.” (Lc 10, 41-42) Es decir, la vida activa debe estar impregnada de la contemplación de la fe, si no, se hacen las cosas sin amor de Dios y hasta pueden ser perjudiciales.
De las palabras del Señor no se puede deducir que el trabajo material no es necesario. Simplemente que para hacerlo bien, hay que regarlo con contemplación y oración. Y que la contemplación y oración son lo más importante.
Resurrección de Lázaro
El evangelio vuelve a mencionar a Marta en la resurrección de su hermano Lázaro.
Muere Lázaro y Marta y María le avisan a Jesús. El Señor se demora un tanto y cuando llega se da el siguiente intercambio entre Él y Marta:
“Oh Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano; pero aún ahora yo sé que cuánto pidas a Dios te lo concederá”.
Jesús le dice: “Tu hermano resucitará”.
Marta le contesta: “Ya sé que resucitará el último día en la resurrección de los muertos”.
Jesús añadió: “Yo soy la resurrección y la vida. Todo el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá. ¿Crees esto?”
Marta respondió: “Sí Señor, yo creo que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.” Y luego Jesús resucita a su hermano.
Luego la Escritura nos relata (Jn 12, 2) que se ofreció una cena al Señor donde estaba Lázaro y que Marta servía la comida, ciertamente en una actitud más sobrenatural, haciendo del servicio una oración.
Según la tradición, Santa Marta junto a sus dos hermanos fueron a Francia a evangelizar tras la muerte de Cristo.
El pueblo le tiene gran devoción como patrona de causas difíciles. Seguramente para ello influye el que su pedido haya conseguido algo tan grandioso como la resurrección de un ser humano. Y también el que sea alguien muy amado por Jesús.
Es patrona de las madres de familia, en cuanto a que su dedicación a las labores del hogar, ya al final con espíritu sobrenatural, la hacen adecuada intercesora de todas las fatigas domésticas.
Con información de Corazones.org
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