Son aquellos muertos por Nerón después de haberlos acusado injustamente del incendio de Roma, ocurrido el 19 de julio del año 64.
Redacción (30/06/2020 07:25, Gaudium Press) Los santos que la Iglesia conmemora hoy, son los llamados protomártires, aquellos muertos por Nerón después de haberlos acusado injustamente del incendio de Roma, ocurrido el 19 de julio del año 64. La persecución contra los cristianos por parte de Nerón continuó hasta el 67, pero de hecho fue el inicio de un período de dos siglos hasta el Edicto de Milán en el año 313, cuando Constantino el Grande dio carta de ciudadanía a una Iglesia que ya era romana.
Todos estos santos protomártires eran discípulos directos de los apóstoles, y fueron las ‘primicias’ de lo que sería la gran sucesión de mártires del cristianismo, que fueron muchos, muchísimos, que incluso algunos calculan en decenas de millones.
“Como corrían voces que el incendio de Roma había sido doloso, Nerón presentó como culpables, castigándolos con penas excepcionales, a los que, odiados por sus abominaciones, el pueblo llamaba cristianos”: así se expresaba Cornelio Tácito, que como se ve no era favorable a los cristianos. Sí, corría el rumor que había sido el mismo Nerón el causante del incendio de la gran Urbe. Y para evitar la indignación de su pueblo, culpó a los seguidores de Cristo que ya harto eran odiados por muchos.
Es como una continuación de la fiesta de San Pedro y San Pablo
Se celebra hoy la fiesta de estos protomártires, porque ayer celebramos la fiesta de San Pedro y San Pablo, y justamente estas dos columnas de la Iglesia fueron martirizados en esta primera oleada de persecución, por lo que la conmemoración de hoy termina siendo también una glorificación de el Apóstol y del primer Papa. San Pedro fue crucificado boca abajo en el circo neroniano, donde hoy está la Basílica de San Pedro, y San Pablo, como ciudadano romano que era, fue decapitado en las “Acque Galvie”. Pero junto a ellos, la Iglesia recuerda hoy a todos los mártires muchos anónimos, que asumidos por esa fe pura y nueva, enfrentaron a las fieras, al fuego, o la crucifixion.
Pero la injusticia que se cometía contra los cristianos era tan flagrante, y sus tormentos tan crueles y repulsivos, que incluso suscitaron la compasión de muchos paganos: “Entonces —continúa Tácito—se manifestó un sentimiento de piedad, aún tratándose de gente merecedora de los más ejemplares castigos, porque se veía que eran eliminados no por el bien público, sino para satisfacer la crueldad de un individuo”, Nerón.
Con información de Catholic.net
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