sábado, 23 de noviembre de 2024
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‘Humanality’, para desencadenarse de la esclavitud al teléfono inteligente

Humanality es un proyecto novedoso, implementado ya en varias universidades de los EE.UU.

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Redacción (17/06/2024, Gaudium Press) Humanality surge en el 2023, en Estados Unidos, por iniciativa de los emprendedores Andrew Laubacher y Hope y Justin Schneir.

Pero de hecho las labores ya habían iniciado en el 2022, con la beca Unplugged, que ubicaron en la Universidad Franciscana de Steubenville: 30 estudiantes debían renunciar al uso de dispositivos digitales durante el curso, a cambio de lo cual recibían un auxilio de 5000 dólares.

Además de las 30 de las becas, 50 más se sumaron voluntariamente a la iniciativa, que empezó a hacerse famosa allende las fronteras del campus.

Al día de hoy, las sedes de Humanality se encuentran asentadas en seis universidades del país: Junto con Steubenville, también están en el Christendom College, en Ave Maria, en la Universidad de Dallas, en el Benedictine College de Kansas y en el Thomas Aquinas College de California.

Esperamos expandirnos a tantas universidades como sea posible en los próximos años”, dijo Laubacher a Catholic World Report.

El que tuvo la gracia inicial fue Laubacher

Hace unos seis años, Andrew Laubacher era un músico católico extenuado por unas redes sociales que dominaban su profesión y su propia vida.

“En 2018 decidí renunciar a todas mis redes sociales y volver a usar un teléfono plegable. Le dije a mi sello discográfico y a mi manager que iba a hacerlo y me dijeron que sería una decisión horrible. Pero sabía que Dios me llamaba a hacerlo”, detalló a CNA.

Tras borrar sus redes y comprar su nuevo teléfono, recuerda que sus relaciones sociales, su salud mental e incluso espiritual se vieron transformadas. Incluso se demostró que abandonar las redes sociales no tenían por qué afectar a su escénica vida laboral.

Entonces conoció a Hope y Justin Schneir, principales responsables de Humanality, iniciada para “remodelar la forma en que interactuamos con la tecnología, fomentando relaciones más saludables y conexiones humanas más auténticas”.

Una adicción no blanca, con graves repercusiones en la salud mental

Hoy, Laubacher es su director ejecutivo y observa que los “picos” de ansiedad, depresión, aumento de la soledad o adicción generalizada a la pornografía coinciden con el lanzamiento del Iphone y las redes sociales: el porcentaje de adultos con depresión ha aumentado del 10% en 2015 al 29%, según una encuesta de Gallup de 2023. Según un informe de Common Sense Media, casi 3 de cada 4 adolescentes han consumido pornografía.

Para Laubacher, “todos somos adictos a nuestros dispositivos”, de alguna forma.

En similares términos se expresa su socio, Justin Schneir, al comparar la vida con un Smartphone con “el anillo de Frodo en el bolsillo”, el personaje de la película El Señor de los Anillos, que tenía un anillo forjado por el Señor Oscuro y que servía para esclavizar pueblos. “Cuantas más adicciones ansiamos a través de él, más fuerte es la atracción y más pesada se vuelve la carga”, agrega.

Para Laubacher, opciones como la de Humanality son una buena “solución”, especialmente al tratar de “cultivar una mayor interacción humana y lo que llamamos el florecimiento humano”.

Hope Schneir, otra de las impulsores del proyecto, observa que parte de la adicción a la tecnología se explica por un “deseo legítimo” de conectar, y que si bien son muchos los que quieren “avanzar a un estilo de vida más desconectado, temen hacerlo solos”.

Para interactuar con los otros, con la Creación

El proyecto Humanality es más amplio que el de las becas.

Por ejemplo se propone el “modo monje”, consistente en no utilizar ningún teléfono móvil o relojes y despertadores analógicos, o el “modo rebelde”, utilizando los llamados dumbphones -teléfonos tontos- para desconectarse de las redes. También se organizan reuniones mensuales para edificar la comunidad dañada por la tecnología, en las que los integrantes comparten sus cambios y avances, hacen marchas y ponencias, noches de fogatas y demás formas de experimentar la vida sin teléfono.

“Al establecer comunidades de personas que caminan juntas hacia un estilo de vida más humano y libre, podemos inspirar y animar a los jóvenes y a las familias a vivir vidas más humanas y libres, interactuando con la realidad y la creación que Dios mismo llamó buena”, comenta Hope.

Humanality también ofrece a sus miembros un plan para afrontar la vida tras la universidad, en conexión de nuevo con los dispositivos. Y además del día a día en sus clubs y sedes, también se dirigen a interesados “externos” como seminaristas, a los que proporcionan teléfonos funcionales, despertadores analógicos y hasta los antiguos GPS para los coches.

Una vez consolidados en las universidades, los responsables de Humanality manifiestan su intención de dirigirse a colegios en sus primeras etapas e incluso de elaborar «capítulos familiares».

Antes de concluir, Laubacher aclara que su postura no es anti tecnológica, sino que pretenden enseñar a las presentes generaciones a “invertir” su tiempo de forma racional y acorde a la propia naturaleza humana, de modo que las “liturgias” del día a día “ayuden al bienestar mental y espiritual”.

“Dios nos ha dado el regalo del tiempo. Y diría que la mayoría de nosotros estamos desperdiciándolo a través de diferentes plataformas y dispositivos cuando el tiempo es sagrado. Y el uso que hacemos de ello importa”, añade.

Los testimonios de los beneficios que algunos han obtenido con Humanality son numerosos. Algunos dicen que incluso “me ha devuelto la vida”.

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