El presidente del episcopado alemán dice que la Iglesia alemana sufre su peor crisis desde Lutero.
Redacción (21/09/2023 10:00, Gaudium Press) Lo que va ocurriendo en la Iglesia alemana, lamentablemente va adquiriendo el estatus de la novedad de lo ya intuido: que el Cardenal Marx, Arzobispo de Munich, y en contra de las indicaciones vaticanas, dice que bendeciría a una pareja homosexual, en cuanto pareja, si se lo pidieran; que efectivamente numerosos sacerdotes en Alemania sigan bendiciendo esa unión; que ahora el presidente de ese episcopado manifieste que no tiene reparo a la ordenación sacerdotal de homosexuales; que el año pasado más de medio millón de alemanes hayan dejado de suscribirse como católicos, pero que la culpa de esa debacle quiera atribuírsele injustamente a un Cardenal conservador y no a la crisis de fe incubada desde hace varias décadas… todo eso ya no sorprende, pues lamentablemente la figura que se viene a la mente cuando se piensa en esa Iglesia es la de un cuerpo en descomposición, donde comienzan a anidar todo tipo de alimañas que a su vez aceleran la descomposición.
Es claro que de las cosas malas también pueden surgir algunas buenas, siempre por la gracia de Dios, como que varios pastores aprendan en cuerpo ajeno de ese desastre.
Tal es el caso de Mons. Gadecki, presidente del episcopado polaco, que ha afirmado sin ambages que la Iglesia alemana sufre su peor crisis desde la reforma protestante, ciertamente temeroso de que la deletérea influencia germana contamine sus aún católicas tierras.
Mons. Gadecki advierte que no se puede voltear el rostro a lo que ocurre en tierras germanas, y apunta como uno de los grandes errores de esa Iglesia el haber puesto más sus ojos en la sociología que en las ciencias divinas y en la fe, ciencias sociales que con frecuencia contienen “elementos ideológicos” – tipo teoría de género, marxismo, racismo, eugenesia – que son resultado de concepciones antropológicas erradas, que luego contaminan a la propia Iglesia. El secularismo-mundanismo, que llaman.
Pero lo más grave, también insinuado por Mons. Gadecki, es la seria posibilidad de metástasis del cáncer alemán a la Iglesia universal.
Reporta Infocatólica las quejas del prelado polaco con términos ideológicos usados en el Instrumentum laboris del próximo sínodo, expresiones como “inclusión”, además de la inclinación exagerada hacia los asuntos políticos, el centrarse demasiado en los asunto de poder, desde una concepción democrática “aunque la Iglesia es naturalmente jerárquica”, entre otros temas.
Lo que muchos temían desde antes ahora lo temen más: que el pasado sínodo alemán y la situación generalizada de la Iglesia alemana, no sean sino un preludio de lo que ocurra con la Iglesia universal.
Tienen fundamento esos temores.
Pues ciertas enfermedades son como el cáncer, que adquieren rápido un dinamismo contaminante y destructivo, sobre todo si no se les ataca a tiempo, en sus inicios, cuando solo están presentes en un pie, en un dedo o un ojo.
Al final, las advertencias vaticanas al camino sinodal alemán no pasaron para muchos de simples regaños complacientes de una mamá alcahueta. Pero sucede que aquí no estamos hablando de las travesuras de un niño caprichoso: se trata de una larva que se transformó en plaga. ¿Y cómo se le llama al agricultor que no la controla desde sus inicios? En fin, el cristiano, más en momentos de zozobra, confía en la promesa de la indefectibilidad de la Iglesia y en la asistencia de Dios. Pero también no se engaña, y se prepara. (CCM)
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