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La retórica del patriarca ortodoxo de Moscú justificativa de la guerra en Ucrania, no logra convencer a todos sus súbditos.
Foto: Max van den Oetelaar en Unplash
Redacción (14/03/2022 15:55, Gaudium Press) Como otro síntoma de las grandes divisiones que está habiendo al interior de la Iglesia ortodoxa por lo que ocurre en Ucrania, medios en todo el mundo han noticiado ahora la ruptura de la Iglesia ortodoxa de Ámsterdan con el patriarcado ortodoxo de Moscú, a cuya cabeza se encuentra Kirill.
La decisión fue tomada por “unanimidad” y fue “extremadamente dolorosa y difícil”, declara en su página web.
Y aunque Kirill haya intentado justificar la guerra desarrollada por Rusia en Ucrania, diciendo que es un reacción a manifestaciones culturales contrarias al cristianismo, como las gay pride parades, son cada vez menos los súbditos suyos que entienden una guerra de agresión donde mueren inocentes, también eslavos, con millones de cristianos refugiados, y un país cada vez más devastado.
Una de las parroquias del Arzobispado ruso de Holanda, la parroquia de San Nicolás de Mira, ha pedido ya la unión con el Patriarcado ortodoxo de Constantinopla, que es considerado de línea opuesta al Patriarcado ortodoxo de Moscú.
Es claro que lo que ocurre en Holanda (la Iglesia ortodoxa de Ámsterdan no es muy grande, son cuatro sacerdotes y un diácono) es un síntoma de lo que ocurre en muchas otras partes: más de 280 sacerdotes ortodoxos de línea Moscú y funcionarios de esta Iglesia, de todo el mundo, han firmado una carta abierta manifestando su oposición a la invasión a Ucrania. Ciertamente en Rusia habrá muchos que piensen igual, y que no podrán ser contabilizados por la muy real presión de las autoridades civiles.
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Presión de las autoridades civiles, y de las autoridades religiosas: los sacerdotes de línea rusa en Ámsterdan, contaron a un medio que el Arzobispo ortodoxo de Holanda de la Iglesia ortodoxa rusa Elisey, les había dicho que “Moscú estaba observando de cerca sus acciones”. Pero es más fácil resistir las presiones de Moscú cuando se está en Ámsterdan, que cuando se está en San Petersburgo.
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