Inaugurado Congreso Eucarístico Internacional en Budapest

El encuentro comenzó con una Santa Misa presidida por el presidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa, cardenal Angelo Bagnasco.

Redacción (06/09/2021 15:47, Gaudium Press) Siguiendo el tema “Todas mis fuentes están en Ti”, la 52ª edición del Congreso Eucarístico Internacional comenzó el pasado domingo 5 en Budapest, Hungría. La Santa Misa de apertura fue presidida por el presidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa, cardenal Angelo Bagnasco.

El Cardenal inició su homilía afirmando que la voz de los Pastores quiere latir, humilde y alegre, en el corazón de los pueblos de Europa, e ir más allá, hasta los confines de la tierra. Una voz “débil, pero que se hace eco de la de los siglos y está marcada por la sangre de los mártires”, de la que saca fuerzas para anunciar a Jesús y recordar que “a pesar de las limitaciones y sombras de sus hijos, la luz de Cristo resplandece en la Iglesia ”.

No estamos solos Dios nos mira con amor

Esta misma voz llama a la Iglesia a no callar, a no quedarse callada, sino a “dar el esplendor de Cristo resucitado al rostro de todo ser humano”. Al enfatizar que esta voz le recuerda al hombre que no está solo, el cardenal Bagnasco destacó que dondequiera que estemos, nunca somos invisibles para Dios, que nos mira con amor, y que Dios es también nuestro padre.

Hablando de los niños de Primera Comunión y de Confirmación, el cardenal Bagnasco subrayó la sencillez de sus corazones que acogen a Jesús. En cuanto a los jóvenes de las escuelas católicas, enfatizó que la Fe y la razón van de la mano y que “Dios no es un competidor de tu libertad, y la Fe no es una serie de prohibiciones, sino un gran sí a la alegría, incluso cuando es exigente, porque el amor es algo serio”.

La Iglesia católica y la juventud

Luego afirmó que la Iglesia Católica necesita el entusiasmo de la juventud y la juventud necesita a Jesús, porque todo envejece rápido, pero solo Dios es siempre joven, y la Iglesia es la verdadera juventud del mundo ya que preserva el sacramento del Cuerpo de Cristo. Valemos “la sangre de Jesús, Redentor del mundo y Pan de vida eterna. No temas: Dios no está muerto, la Eucaristía supera toda soledad, toda distancia, toda indiferencia. Que la Eucaristía sea el centro de tus días. ¡Todos los días!».

Dirigiéndose a los sacerdotes como centinelas matutinos y presencia viva de la Iglesia Madre y Maestra, el Cardenal dijo que la Iglesia Católica les agradece por ser “heraldos del amor de Dios, profetas del Espíritu en un mercado de la materia, herederos de una vida Tradición y locutores del futuro en un mundo perdido”. Y advirtió que “la Iglesia no os garantiza tranquilidad, sino que os repite con Cristo: ‘No tengáis miedo’”. (EPC)