viernes, 22 de noviembre de 2024
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Japonesa que será bautizada, dice que el cáncer de su esposo la llevó a la fe

Sorprendida al ver la calma de su marido, Junko decidió seguirlo en su fe ante la enfermedad.

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Redacción (08/03/2024, Gaudium Press) Junko Kusanagi, de 49 años, vive en Tokio. Su marido es católico, de 53 años, y tienen un hijo de nueve años. Ella asistió a una escuela secundaria y a una universidad católica, pero no fue entonces que recibió la llama de la fe.

Pero un día conoce al que sería su esposo, quien cuando ya pensaron en matrimonio le dijo: “Soy católico”. “Si no hubiera estado expuesta al catolicismo a través de mi educación, podría haber tenido una reacción negativa, pero en este contexto me resultó más fácil aceptarlo”, confiesa.

A los 39 años, llega el hijo de Junko. Su marido le dijo: “Me gustaría bautizarlo”, pero ella estaba un tanto reticente. Entonces le preguntó a la hermana de su marido qué pensaba sobre bautizar a los recién nacidos. Su cuñada, ella misma bautizada al nacer, respondió que desde pequeña siempre sintió fuertemente que “Dios siempre está ahí”. Esta respuesta impulsó a Junko a aceptar que se bautizara a su único hijo. Después de eso, recuerda el alivio y la alegría de su marido, diciéndole que “incluso si nosotros, los padres, morimos, todo estará bien porque Dios está con él”. Es un hombre de verdadera fe.

Estoy contento de haberme enfermado”

La familia Kusanagi se mudó a su lugar de residencia actual cuando su hijo ingresó a la escuela primaria. Su vida no tuvo preocupaciones hasta octubre de 2022, cuando un día su marido la llamó para decirle: “Lamento preocuparte, Junko, pero tengo cáncer”. Le acababan de diagnosticar cáncer de páncreas.

Estaba tan conmocionada y aterrada, que su marido le dijo que “nunca había conocido a una persona tan ansiosa”. Por su parte, su marido nunca mostró signos de preocupación tras recibir ese diagnóstico. Según Junko, esto no significaba que él iba a renunciar a su vida, de ninguna manera. Observándolo, ella le preguntó por qué permanecía tan tranquilo. Su constante respuesta de “todo está bien, Dios siempre está aquí”, la sorprendió y se preguntó sobre el poder de la fe.

Hasta la enfermedad, Junko veía a su marido como “una persona muy amable pero corriente”, pero comprendía que su fe lo había sostenido y fortalecido desde una edad temprana. Después de eso, decidió seguir el camino de su marido frente al cáncer, tomando el mismo rumbo y de ahí su decisión de pedir el bautismo. También pensó que su marido podría pensar que “si su angustiada esposa se bautizara y pusiera su confianza en Dios, podría vivir con paz en su corazón”. El esposo de Junko estaba tan feliz de enterarse de su decisión de Junko que dijo que estaba “contento de haberme enfermado”.

No puedo vivir una buena semana sin el domingo”

Desde que profundizó su compromiso con la parroquia, con la enfermedad de su marido, ella confiesa que “Dios, Jesús, la Iglesia, los sacerdotes y los laicos son todos mi apoyo. No puedo vivir una buena semana sin el domingo”. Añade que en la parroquia siempre hay alguien con quien hablar, que se preocupa por su marido enfermo y reza por él. “Antes de venir a la iglesia, no pensé que las palabras ‘oro por ti’ pudieran ser tan tranquilizadoras”, confiesa.

Explica que eligió Rafaela como su nombre de bautismo en honor al arcángel San Rafael. En el Antiguo Testamento, en el libro de Tobías, San Rafael viaja con el hijo de Tobit, Tobías, y le enseña cómo cuidar a Tobit que ha perdido la vista. Junko desea que San Rafael pueda proteger a su familia espiritual y físicamente, que el ángel esté con ellos para guiarlos. “Quiero seguir leyendo la Biblia, encontrándome con Jesús y orando, pensando en el significado de las palabras de oración”. Junko Kusanagi será bautizada la tarde del sábado 30 de marzo durante la Vigilia Pascual, en la iglesia de Sekimachi.

Con informaciones de Eglises d’Asie.

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