En el Ángelus ayer, el Papa dijo que aunque cada llamado es individual, a todos Jesús nos invita a seguirlo.
Redacción (18/01/2021 11:03, Gaudium Press) Ayer en el Ángelus dominical, el Papa Francisco trató sobre la respuesta al llamado de Jesús, basado en el encuentro del Señor con Andrés y Pedro.
El Evangelio dominical narraba ayer el encuentro de Jesús con sus primeros discípulos. Juan Bautista señala el Mesías a dos de sus discípulos con las siguientes palabras: “He ahí al Cordero de Dios”.
“Hemos encontrado al Mesías”
Esos dos, atendiendo la indicación del Bautista, van detrás de Jesús quien les pregunta: “¿Qué buscáis?”, a lo que ellos responden «Maestro, ¿dónde vives?”. A esta pregunta el Señor no contesta ‘Vivo en Cafanaún o en Nazaret, sino que los invita a seguirlo: “Venid y lo veréis”.
Francisco dijo que esas palabras de Jesús son “la invitación a un encuentro”. Los dos hombres lo siguen y se quedan con él esa tarde, hablando, “advirtiendo la belleza de palabras que responden a su esperanza cada vez más grande”, dijo el Pontífice.
Después de ese encuentro los discípulos regresan a los suyos, “desbordando alegría”, y reconociendo: “Hemos encontrado al Mesías”.
Dios llama a la vida, luego a un estado de vida particular
“Cada llamada de Dios es una iniciativa de su amor. Dios llama a la vida, llama a la fe, y llama a un estado de vida particular. La primera llamada de Dios es a la vida; con ella nos constituye como personas; es una llamada individual, porque Dios no hace las cosas en serie. Después Dios nos llama a la fe y a formar parte de su familia, como hijos de Dios”, dijo el Papa.
El llamado de Dios es individual, para cada uno:
“Nos llama darnos a nosotros mismos en el camino del matrimonio, en el del sacerdocio o en el de la vida consagrada. Son maneras diferentes de realizar el proyecto que Dios tiene para cada uno de nosotros, que es siempre un plan de amor. Y la alegría más grande para cada creyente es responder a esta llamada, a entregarse completamente al servicio de Dios y de sus hermanos”.
La llamada de Dios “que puede llegar a nosotros de mil maneras, también a través de personas, de acontecimientos, tanto alegres como tristes”, nuestra actitud a veces puede ser de rechazo, “porque nos parece que contrasta con nuestras aspiraciones; o de miedo, porque la consideramos demasiado exigente e incómoda”.
Debemos dejarnos moldear por Dios y su amor, y debemos pedir a la Virgen que “nos ayude a hacer de nuestra vida un canto de alabanza a Dios, en respuesta a su llamada y en el cumplimiento humilde y alegre de su voluntad», concluyó el Papa.
Con información de Vatican News
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