Josué no solo lideró la entrada del pueblo israelita a la tierra cananea, sino que fue el jefe militar de su conquista.
Redacción (01/09/2021 08:30, Gaudium Press) Josué, fue uno de los doce enviados por Moisés a la tierra de Canaán, la Tierra Prometida, y de esos doce, fue el único junto a Caleb, que animó a seguir hacia allá, pues los demás estaban aterrorizados con los ‘gigantes’ que habitaban esas tierras, desconfiando de la palabra del Señor, que la había prometido a los israelitas.
Conquistada la tierra prometida, fue él quien la distribuyó entre las doce tribus de Israel, dando así el premio a las fatigas de 40 años, así como Cristo dará la vida eterna a quien persevere.
Por lo demás, el nombre Josué quiere decir Salvador; el nombre Jesús, también, significa Salvador.
Josué es el conquistador de la difícil ciudad fortificada llamada Jericó, cuyo relato se encuentra en el capítulo 6 del libro de Josué. Fue el propio Dios quien indicó el rito para poder tomar esa ciudad. El ejército debía marchar alrededor de los muros de la ciudad, una vez al día por espacio de seis días. En el séptimo día se darían siete vueltas y los sacerdotes tocarían los cuernos de carnero, al tiempo que la multitud debería hacer escuchar sus gritos. Y así cayeron los muros de la doblemente fortificada Jericó.
Pero la conquista de la tierra prometida apenas comenzaba. Josué tuvo que enfrentar una alianza de hititas, amorreos, cananeos, pereceos, jebeos y jebuseos, pero a todos los derrotó con la fuerza de Dios.
Josué hizo elevar un altar con doce piedras tomadas del lecho del Jordán, en lo que se asemeja a Cristo, que eligió doce apóstoles que destinó a ser el fundamento de su Iglesia y les da un jefe cuyo nombre es Pedro (piedra).
Josué fue “grande para salvar a los elegidos de Dios, para derribar a los enemigos que se elevaban, con el fin de conquistar la herencia de Israel”; Jesucristo es el “león de la tribu de Judá, que domina a sus enemigos y los quebrará como vaso de alfarero”.
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