El escritor español habló con ReligiónEnLibertad, en el marco del lanzamiento de su última obra, “Una enmienda a la totalidad”.
Redacción (21/12/2021 08:31, Gaudium Press) En entrevista plasmada en ReligiónenLibertad, el escritor Juan Manuel de Prada habla sobre ciertas similitudes que se podrían hallar entre estos tiempos que vivimos y los sucesos descritos en el libro del Apocalipsis. Lo hace en el marco del lanzamiento de su último libro “Una enmienda a la totalidad”, en el que contrapone lo que llama el Pensamiento Tradicional a los pensamientos o ideología modernas.
Reproducimos a continuación algunos textos, específicamente los que hacen referencias escatológicas.
-¿Qué aporta una mirada escatológica?
-Más allá de que el Apocalipsis sea una profecía que nos habla del final del mundo y de la historia, es también un libro de teología de la historia y que nos tiene que enseñar a ver en los signos de los tiempos prefiguraciones del final de los tiempos. Es la doctrina del tipo y el antitipo: hay determinados acontecimientos en la historia humana que son tipo del antitipo final.
-¿Y los acontecimientos actuales admiten esa caracterización escatológica?
-No se trata de decir que estamos viviendo es el final de los tiempos, pero son evidentemente un tipo muy claro. Reúnen todas las características propias del final de los tiempos: una serie de fenómenos naturales -una plaga- acompañan a un fenómeno espiritual: una apostasía. Una gran tribulación: está perfectamente descrito. Todos los signos nos están hablando, con una lectura escatológica, de que estamos inmersos en uno de esos tipos que nos permiten entrever y penetrar en los misterios apocalípticos. Esto es indudable. No se trata de decir que estemos en el reinado del Anticristo, pero evidentemente estamos inmersos en una situación que prefigura ese reinado del Anticristo. (…)
Es perfectamente lícita esta lectura escatológica, que no es tanto una lectura apocalíptica en el sentido burdo que a veces se le atribuye a la expresión, sino en el sentido hondo de entender el sentido de la historia, de dar una lectura sobrenatural a acontecimientos que se nos trata de presentar como puros hechos científicos o puros avatares políticos. No. Yo creo que hay un hondo sentido sobrenatural en todo lo que está sucediendo. No se trata ni de hacer catastrofismo ni nada parecido, pero tenemos la obligación de estar atentos. La concentración del poder a la que estamos asistiendo es un rasgo muy específico del reinado del Anticristo. (…)
El hecho de que quienes nos están conduciendo a la perdición y a la destrucción, quienes nos lanzan las instrucciones más contradictorias y disparatadas, quienes están silenciando el fracaso indisimulable de las medidas de protección contra la plaga, aparezcan ante nuestros ojos como salvadores, es un signo muy específico del reinado del Anticristo.
-Antes mencionaba también la apostasía…
-Es generalizada. El otro día leí que en Holanda hay ahora 60.000 católicos practicantes, cuando hace cincuenta años había 3 millones. La apostasía generalizada es espectacular, como es espectacular el encogimiento de la Iglesia, no solo numérico, sino la irrelevancia creciente de la iglesia como signo visible de la presencia de Cristo entre los hombres. Estos son hechos que nos deben hacer reflexionar de que indudablemente estamos -al menos- en un tipo que prefigura claramente lo que será esa fase última de la historia humana previa a la Jerusalén celeste.
-¿No es peligroso obsesionarse con el fin del mundo?
-No nos debe obsesionar, ni caer en cosas grotescas de que el final está próximo, porque no sabemos cuándo será el final. Muchas personas antes han pensado que los signos de los tiempos proclamaban la segunda venida de Cristo. Castellani enseña que la historia no avanza linealmente, pero tampoco es cíclica, es espiraloide y a la vez que avanza retrocede.
El cardenal Newman, en uno de los sermones sobre el Anticristo, dice una cosa misteriosa, y es que de alguna manera en el final de los tiempos, que por supuesto es un designio divino, hay una cierta participación humana.
Los creyentes, a través de nuestros actos, de nuestra oración, de nuestra esperanza y de nuestra fe, también vamos dilatando todos esos acontecimientos feroces del final de los tiempos. Es decir, que los seres humanos de alguna manera estamos aliados con Dios, y que para Dios son gratos los actos nuestros que puedan dilatar este desenlace. Me parece una reflexión muy interesante. Nosotros no tenemos que caer en el fatalismo de que esto ya no tiene solución o de que estamos en una fase definitiva de la historia. Sería una visión muy burdamente apocalíptica frente a esta visión escatológica, que creo que tiene que tener un horizonte más amplio.
Deje su Comentario