viernes, 16 de mayo de 2025
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Kelsey Grammer: el rostro de la comedia llora dos abortos que aún pesan en su alma

Detrás del comediante que hizo reír a muchos, se esconde un hombre lleno de dolor y arrepentimiento.

Kelsey Grammer 2016 1

Redacción (16/05/2025 12:15, Gaudium Press) “Sé que mucha gente no tiene problema con el aborto, y aunque yo lo apoyé en el pasado, el aborto de mi hijo me devora el alma”: esta es la dolorosa confesión del actor y productor estadounidense nacido en 1955, Kelsey Grammer, ‘ícono’ de la televisión para muchos por sus papeles algunas series televisivas. Pero ahora, con esta declaración, el mundo descubre una nueva faceta del artista, no la del que hizo reír a millones, sino la del hombre roto por pérdidas sin remedio.

Grammer se convirtió en emblema de la televisión americana gracias a su papel como el psiquiatra Frasier Crane, con sus berrinches excéntricos y humor refinado, Grammer conquistó dos Globos de Oro, cuatro premios Emmy y aprecio de numerosas personas.

Pero detrás de ese éxito se escondía una vida con punzante dolor.

Tragedias en su existencia

El actor ha revelado sus dolores recientemente, en el libro Karen – Recuerdos de un hermano, publicado con motivo del 50° aniversario del asesinato de su hermana menor Karen, de solo 18 años, quien fue secuestrada, violada, apuñalada y degollada en 1975 por Freddy Glenn, en medio de una oleada de crímenes que dejó cinco víctimas. “Simplemente, ese dolor ha sido mi constante compañero… A veces ha sido abrumador”, relata.

Grammer fue quien tuvo que reconocer el cuerpo de su hermana, un hecho que lo sumió en una profunda depresión. A esto se sumaron el asesinato de su padre cuando tenía 13 años y una vida afectiva inestable, con tres divorcios y siete hijos, y sus batallas con el alcohol y las drogas.

El actor explica que escribir el libro le ayudó a sanar en parte ese dolor: “Ahora ya no pienso tanto en la muerte de Karen como en su vida… La he recordado y ahora ella camina a mi lado en una forma que para mí era inalcanzable hasta que escribí el libro”.

Heridas que no cierran

Aunque Grammer perdió la fe tras el asesinato de su hermana, con los años ha vuelto al cristianismo, al que describe como “una fe renqueante” en él. Declara: “No voy a hacer proselitismo, pero tampoco a negar mi fe. No voy a renegar de Jesucristo”.

A pesar de haber apoyado públicamente el supuesto derecho al aborto en el pasado, hoy reconoce el impacto devastador de esa decisión en su vida. En el libro revela su responsabilidad en dos abortos, algo que todavía le pesa en el alma.

El primero ocurrió en 1974, cuando su novia quedó embarazada. Él deseaba tener al bebé, pero ella no. “No intenté convencerla para salvar su vida. Fue duro para mí y sigue siéndolo. Voluntariamente dejé que mi hijo fuese arrancado del vientre de su madre mediante aspiración. Y lo lamento”, confiesa.

El segundo episodio tuvo lugar durante el embarazo de su actual esposa, Kayte, quien esperaba mellizos. A las 13 semanas, el saco amniótico de uno de los bebés se rompió y los médicos advirtieron que la vida del otro también corría peligro. Tomaron la decisión de abortar a uno para salvar al otro, una niña que nació en 2012 y a la que llamaron Faith.

“Matamos a nuestro hijo para que Faith pudiera vivir. Lloramos cuando vimos cómo se detenía su corazón… Es el mayor dolor que jamás he conocido. El grito de Kayte fue suficiente para perseguir a un hombre toda su vida”, revela el actor, evidenciando el profundo síndrome post-aborto, que también sufren muchos padres.

Juicio en el alma

Aunque no busca polémica, Grammer lanza una crítica directa a los profesionales del aborto: “Hay médicos, o supuestos médicos, que han ejecutado así a generaciones de niños. No sé cómo pueden llamarse a sí mismos médicos. ¿Qué hay de aquello de ‘antes que nada, no hacer daño’?”, dice en referencia al juramento hipocrático.

Grammer no se define como un activista provida, pero sus palabras y acciones lo colocan entre quienes, desde el dolor, cuestionan la banalización del aborto y sus secuelas invisibles pero dolorosas.

Entre risas en pantalla y lágrimas en lo íntimo de tu vida, Kelsey Grammer ha logrado tocar el corazón de muchos. Hoy, al abrir las puertas de su memoria libera los retornos de un pasado que aún susurra entre penumbras, y permite que sus heridas respiren con la esperanza de liberarse hacia una luz sin fuego ni dolor. Nos recuerda que detrás de cada rostro público que trasmite alegría esta puede ser quizá falsa; puede habitar un alma herida y arrepentida. Pero decisiones tardías también pueden ser un camino hacia la redención.

Con información de Religión en Libertad

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